La Dra. Vivianne Bachelet afirma que aspectos como las distancias que recorren los alumnos para llegar a sus lugares de estudio, la falta de recursos y el estrés de la ciudad perjudican el desempeño de los estudiantes de carreras de alta exigencia, como Arquitectura o Medicina.
Alumnos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile protestaron esta semana contra la sobrecarga académica que, acusan los jóvenes, provoca incluso que no dispongan de tiempo para comer ni dormir, a fin de priorizar sus estudios. Así, se ha instalado la discusión respecto a la exigencia en educación superior.
En ese contexto, la académica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago y médico cirujano, Dra. Vivianne Bachelet, plantea que, en general, existen diversos factores que suscitan que los alumnos no se adapten a un régimen de alta exigencia académica. En contraste con la supuesta poca preparación de las nuevas generaciones –tesis que descarta, por no existir evidencia al respecto- señala que el estrés dela capital, las distancias que los jóvenes recorren día a día para llegar a sus destinos y la falta de dinero, sumado a la sobrecarga académica, “hace que la situación se vuelva crítica para algunos”.
La también investigadora asociada de la Casa de Estudios y miembro del Colegio Médico de Chile sostiene que las mallas curriculares de carreras como Arquitectura o Medicina “se han mantenido iguales en los últimos cincuenta años”, ignorando que la sociedad chilena ha sufrido diversos cambios durante las últimas décadas. Así, se dejaría de lado la realidad de muchos estudiantes que viven alejados de sus universidades o que deben trabajar los fines de semana para costear los gastos de sus estudios o apoyar a sus familias.
Medidas compensatorias
Ante esta problemática, la académica plantea la necesidad de “asegurar que los alumnos tengan suficientes recursos financieros y materiales como para tener una buena subsistencia”.
Por último, estima que una medida a corto plazo para menguar la carga académica de los estudiantes es “armonizar las exigencias, de tal manera que cada profesor sepa cuanto están exigiendo las demás asignaturas en un momento dado”. Con esto, se evitaría “sobrecargar a los jóvenes en fechas determinadas”, considera.
Fuente: USACH