El psicólogo especialista en relaciones organizacionales y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Raúl Berríos, sugiere que acortar la semana de trabajo, aumentando la carga laboral de las personas a 12 horas por tres días, puede perjudicar la productividad de las personas.
Por otra parte, señala que las mujeres pueden no sentirse beneficiadas con la modificación, dada la “cultura machista impregnada en nuestra sociedad”, que aún las responsabiliza de efectuar la mayor parte de las labores domésticas.
Además, indica que los empleados sin poder de negociación pueden quedar expuestos “arbitrariedades”. Es decir, que el empleador configure sus jornadas de acuerdo a lo que este último estime conveniente.
El Gobierno de Sebastián Piñera presentó el pasado jueves 2 de mayo el Proyecto de Modernización Laboral, iniciativa que, entre sus ejes, busca dotar de mayor flexibilidad a los trabajadores a la hora de asistir a sus empleos. De esta forma, el Ejecutivo planea reducir los días de trabajo semanales a cuatro jornadas, dejando tres para descanso, mediante un acuerdo individual entre trabajador y empleador.
Quien se acoja a la medida deberá trabajar durante doce horas por tres días para completar las 45 horas semanales. En ese sentido, el Doctor en Psicología y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Raúl Berríos, afirmó que dicho alcance no asegura un aumento en la producción, en especial si el tipo de actividad es “muy intensiva”. “Las personas con una jornada regular, con ocho o nueve horas, hacen pausas de trabajo y esos son tiempos muertos en donde no se está produciendo”, argumentó.
El especialista en relaciones organizacionales y académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE) del plantel estatal, sugirió que debiesen mejorar las condiciones y el clima laboral en las empresas y organizaciones, más que reducir los días de trabajo en la semana. “Hay datos abundantes que muestran que, por ejemplo, un trabajador satisfecho con su empleo es alguien que puede producir incluso un 30 por ciento más”, explicó.
Adherencia limitada
En conversación con Tele 13, el académico agregó que no todas las personas podrían acogerse a los beneficios de un sistema de cuatro días de trabajo con jornadas laborales de 12 horas. “Para personas jóvenes y sin responsabilidades familiares puede que sea un beneficio directo, pero en otros casos, como trabajadores que tienen familia o niños, es más difícil”, advirtió.
Además, señaló que, muy probablemente, las mujeres sean las trabajadoras que menos se acojan al proyecto, ya que las extensas jornadas laborales que implicaría acortar la semana de trabajo no les dejarían espacio para realizar labores domésticas que aún consideran de su exclusiva responsabilidad, debido a “la cultura machista impregnada en nuestra sociedad”.
Riesgo de “arbitrariedades”
Según Berríos, la reducción de la jornada semanal de trabajo también puede generar una serie de riesgos para los trabajadores con una posición más vulnerable dentro de sus organizaciones, ya que los empleados que no tengan el suficiente poder de negociación con sus empleadores pueden quedar expuestos a “arbitrariedades”, lo cual debería considerarse en el Congreso a la hora de discutir el proyecto.
Lo más importante, de acuerdo con Berríos, es que el trabajador “vea primero si hay algún beneficio para su calidad de vida o su entorno familiar”.
Fuente: Usach