La especialista en migraciones y académica de la Universidad de Santiago, Dra. Daisy Margarit, considera que la crisis que se vive en la frontera, y que motivó a que el Gobierno permitiera el traslado de 140 extranjeros del país sudamericano a la capital, es de tipo humanitaria. Por eso, advierte que debe disminuir la rigidez en los requisitos de acceso a fin de priorizar su sobrevivencia.
Ciento cuarenta venezolanos llegaron esta semana a Santiago tras recorrer más de dos mil kilómetros en bus. El arribo se produjo luego de que permanecieran varados por varias semanas en la frontera con Perú, debido a que carecían de la visa consular que el Gobierno estableció como requisito de ingreso para los extranjeros.
Para la experta en migraciones y académica del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago, Dra. Daisy Margarit, la situación en la frontera que afecta a los venezolanos no constituye una crisis migratoria para Chile, sino una emergencia humanitaria para los ciudadanos del país sudamericano, donde está amenazada su vida. Por eso, enfatiza en la urgencia de dar respuestas inmediatas y una mayor flexibilidad para que logren acceder al país.
“La crisis humanitaria conlleva a que si no se actúa con ayuda perentoria, la vida de esas personas corre peligro, ya sea por hambruna o acceso a servicios básicos, como el caso de la mujer que tuvo una pérdida de su bebé por no haber recibido atención oportuna en frontera”, afirma la Dra. Margarit en alusión a la situación que afectó a la venezolana el pasado sábado 13 de julio, afuera del consulado chileno en Tacna a la espera de una visa.
El pasado 22 de junio, Chile comenzó a exigir una visa consular a los ciudadanos venezolanos que quisieran ingresar al país en calidad de turistas, requisito similar al que se solicita a los ciudadanos haitianos y que generó una disminución en sus ingresos, según detalló El Mercurio: en 2017, llegaron 113.548 personas, mientras que en 2018 bajó a menos de 40.000. La medida se adoptó justo en una semana donde se incrementó el arribo de venezolanos por el paso Chacalluta, luego de que Perú les exigiera este mismo requisito.
“La gente que ya venía viajando, en tránsito desde Perú para llegar a Chile, no contaba con todos los requisitos”, explica la trabajadora social y doctora en sociología. “Chile no reconoce pasaportes emitidos antes de 2013 y sabemos lo difícil que es para los migrantes conseguir esos papeles. Más aún, en situaciones de crisis como la que está viviendo Venezuela”, agrega.
Finalmente, aunque reconoce que la flexibilización para permitir el ingreso hasta la capital de 140 venezolanos es una buena señal, afirma que los problemas persistirán si el Gobierno continúa en una postura rígida.
“Chile, con esta rigidez respecto a un tipo de migración, está generando mayor distancia social y segregación”, lamenta. “La migración nos trae beneficios, y eso ha sido demostrado por el Banco Central. Los migrantes pagan impuestos y a través de su trabajo aportan a la economía, a la sociedad y a la cultura (…) Cuando tenemos problemas en salud o educación, esos problemas no los provocan los migrantes, sino la inequitativa distribución de ingreso en nuestro país”, concluye.
Fuente: USACH