El especialista en transporte urbano y académico de la Usach, Rodrigo Martin, explica que es insostenible proyectar este sistema, tras evidenciar alzas sistemáticas que han hecho que la mayoría de los chilenos termine gastando un 10% de sus ingresos solo en el transporte público.
En 30 pesos subió el pasaje en Metro y Tren Central durante las horas de mayor afluencia. En los horarios valle y punta, el servicio pasará a costar $750 y $830, respectivamente. Solo caerá la tarifa del horario bajo (entre 6 y 7 de la mañana, y entre 20.45 y 23 horas), para quedar en $640. El pasaje de micro, en tanto, subirá 10 pesos y llegará a los $710.
Para el experto en transporte urbano y académico de la Universidad de Santiago, Rodrigo Martin, “hay un punto en que se vuelve insostenible la proyección a 10 años plazo del mismo mecanismo de cálculo del valor del pasaje”, afirma.
El Subdirector del Smart City Lab de la Usach sostiene que desde que se estableció el mecanismo, se han producido alzas de manera sistemática en el precio del pasaje. Así, los niveles en los que se encuentra la tarifa hoy son excesivos para el presupuesto de los chilenos, considera.
“La mediana de sueldo es de 400 mil pesos. Es decir, la mitad del país gana menos que eso, pero el gasto normal de movimiento está rondando los $40 mil. O sea, un 10% de ese ingreso se ocupa solo para moverse. Estamos en límites de costo que se están volviendo complicados”, explica.
A su juicio, esto ya se evidencia en los niveles de evasión. Aunque reconoce que aún están bajos –el indicador de junio arroja 25,7%- señala que hay zonas de Santiago donde la elusión del pasaje alcanza más del 30%.
“Se ha trabajado en general con mecanismos parche y no se ha hecho una reingeniería total del sistema. Si queremos ahorros, hay que efectuar una licitación con visión de largo plazo. Eso está pendiente desde hace mucho”, critica.
Martin indica que el costo del petróleo y el desgaste de los buses son factores que afectan el cálculo del valor del pasaje. Si se estipularan más vías exclusivas, los buses avanzarían a mayor velocidad, gastando menos bencina y menos sellos, “pero eso ni siquiera se ha tocado”, lamenta.
Por eso, enfatiza en la importancia de terminar con la postergación de la nueva licitación del sistema. “La gente que es cliente cautiva del sistema de transporte público no tiene los niveles de ingreso para adoptar la alternativa del automóvil particular o de las autopistas”, concluye.
Fuente: USACH