Luego de registrarse manifestaciones en la comuna de El Bosque producto de la escasez de alimentos, los académicos de la Universidad de Santiago, el psicólogo, Sergio González; la doctora en Ciencia Política, Lucía Dammert, y el sociólogo y director del Magíster en Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Vicente Espinoza, coincidieron en que las protestas podrían extenderse por el territorio, de no hacerse presente el Estado con medidas de ayuda concreta.
El psicólogo y antropólogo, Sergio González; la doctora en Ciencia Política y experta en seguridad, Lucía Dammert y el sociólogo y Director del Magíster en Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Vicente Espinoza, todos académicos de la Universidad de Santiago, analizaron el fenómeno de las protestas surgidas, durante la cuarentena en la comuna de El Bosque y coincidieron en la posibilidad de una conflictividad social progresiva en el país.
Para el académico de la Escuela de Psicología, Dr. Sergio González, estas manifestaciones tienen su origen en una “insatisfacción ciudadana ante la respuesta a las demandas sociales” y “un malestar acumulado por el funcionamiento de las instituciones”.
“Lo que está comenzando a pasar ante la imposibilidad de obtener ingresos por las personas, es que esperan una respuesta contundente por parte del Estado y esa respuesta todavía no está. Hasta el momento solo ha habido titulares sin contenido frente a una demanda ciudadana que es cada vez más clara”, comentó González.
El experto considera que en estas recientes protestas se conjugan, “por un lado, la carencia, la pobreza, la imposibilidad de generar los recursos para alimentarse y satisfacer las necesidades básicas, con la crispación y el malestar acumulado frente a la no respuesta por parte del Estado. No es solamente hambre”.
A juicio del académico, desde el punto de vista social, “lo peor aún no ha llegado” y situaciones como estas podrían hacerse visibles, también, durante los próximos meses, en comunas de sectores medios como Ñuñoa, La Florida o Maipú.
Conflictividad progresiva
Para la socióloga y académica de la Facultad de Humanidades de la Usach, Lucía Dammert, la gran cantidad de días de cuarentena en sectores como El Bosque repercute en que la gente perciba, finalmente, una progresiva disminución de sus posibilidades para conseguir recursos económicos que le permitan, por ejemplo, cumplir con el pago de sus servicios básicos.
“Cada día, veremos un escenario más conflictivo”, proyectó la doctora en ciencia política y experta en seguridad pública. “Hay partes donde el Estado se ha percibido mucho menos presente y la ambigüedad de su presencia ha llevado a esos sectores a estar gobernados por situaciones de violencia y descontrol”, explicó.
A juicio de Dammert, La Moneda debe reconocer que la crisis es estructural, no solo económica. “La única forma de evitar un estallido mayor es que el Gobierno entregue, directamente, mayores niveles de financiamiento, además de comida”, sostuvo. “El estallido que ocurrió en Chile estaba vinculado al maltrato, la discriminación y la sensación de inseguridad de la gente, y eso volverá a ocurrir”, advirtió.
Hacia una nueva crisis política
Por su parte, el sociólogo y Director del Magíster en Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Usach, Vicente Espinoza, la desigualdad de la sociedad chilena impone limitaciones para enfrentar crisis que requieran la acción conjunta de la población.
“Los eventos de protesta del 18 de octubre mostraron las grietas de la desigualdad por las cuales se escapaban los logros macroeconómicos”, explicó el doctor en sociología. “La crisis del COVID-19 muestra lo complicado que resulta imponer medidas sanitarias cuando no existen las condiciones materiales para sostener la cuarentena, como ocurre en barrios populares e, incluso, de clase media”, enfatizó.
Investigador asociado de la línea Geografías del Conflicto del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y miembro del proyecto Anillos-Conicyt ‘Desigualdades’, Espinoza consideró que la población ya ha agotado sus reservas materiales y lo que necesita es un “apoyo decidido” del sector público.
“El fracaso del discurso triunfalista -’nueva normalidad’, ‘retorno seguro’ y ‘meseta de contagios’- desmentido rotundamente por el ritmo de incremento de los casos, junto con la arrogancia y ausencia de diálogo, acrecentó la desconfianza de la población en las autoridades, a las cuales se les percibe como incapaces de resolver los problemas derivados de la crisis sanitaria”, sostuvo.
“El Gobierno desaprovechó la oportunidad de revertir la crisis política de octubre y se encamina, rápidamente, a una nueva crisis política, asociada a sus propios errores, dada la ausencia de una oposición con respuestas claras. Probablemente, La Moneda deba buscar cambio en los equipos que enfrentan la pandemia y mayor capacidad de escucha a los liderazgos sociales y técnicos surgidos en estas semanas”, concluyó.
Fuente: USACH