Nuevamente la aplicación de la prueba Simce en los colegios chilenos ha sido criticada tanto por expertos como por los propios estudiantes evaluados. Sin ir más lejos, en algunos establecimientos educacionales del país, alumnos de segundo medio se negaron a rendir el examen por no considerarlo una herramienta válida para medir la calidad de la educación.
Según informaron dirigentes del movimiento “Alto al Simce”, cerca de veinte colegios no rindieron el Simce de octavo básico durante la semana pasada, aunque en esa ocasión también influyó el paro de profesores. Mientras que, este miércoles (19), estudiantes del Liceo Confederación Suiza, el Liceo Latinoamericano y varios liceos de Temuco, también se habrían negado a rendir la prueba.
Desde la Universidad de Santiago, el ex director del Magíster en Educación de la Universidad, especializado en temas de gestión y supervisión escolar, Dr. Saúl Contreras, se sumó a los cuestionamientos y aseguró que el examen presenta problemas “tanto en su construcción como en su aplicación”.
“El Simce es una prueba estandarizada que muestra poca evidencia real y contextualizada sobre los resultados de aprendizaje de los estudiantes, ya que no considera las diferentes realidades educativas que existen en el país. Esta prueba no refleja la diversidad ni calidad de los establecimientos educacionales”, afirmó Contreras.
El académico sostuvo que, “en Chile, hay distintos tipos de establecimientos educacionales, con diferentes misiones y visiones. No son los mismos procesos de aprendizaje en el norte y en el sur, por lo tanto, no corresponde que la prueba sea la misma para todos”.
“Lo que muestra el Simce -agregó Contreras- son algunos dominios de habilidades científicas básicas, como matemáticas o lenguaje y comunicación, pero no refleja todas las demás competencias que entregan los establecimientos con el objetivo de formar estudiantes integrales y que van más allá de estas disciplinas”.
No obstante, Saúl Contreras aclaró que no se opone a la aplicación de mecanismos de medición e indicó que éstos “son necesarios para adoptar medidas gubernamentales”, sin embargo, sostuvo que, “cuando los resultados se usan para la competencia entre establecimientos, se convierten en un círculo vicioso que poco aporta a los procesos formativos en las diversas escuelas y centros educacionales del país”.
“Debemos superar la prueba SIMCE”, recalcó el académico y agregó que “es necesario construir un nuevo mecanismo que sea pertinente, propio, que mire la calidad de la educación desde la perspectiva chilena y que considere, por ejemplo, la autoevaluación en los mismos establecimientos educacionales”.
Respecto a las y los estudiantes que se negaron a rendir la prueba, Contreras sostuvo que “tienen el derecho a mostrar su acuerdo o desacuerdo en relación a procesos en los que están involucrados. Más aun teniendo en cuenta el impacto que esta prueba tiene en los colegios. Eso genera un rechazo que no me parece ilógico”.
“Nuestro país debe promover mecanismos de medición que permitan involucrar a los estudiantes, con un sentido diferente: no para establecer rankings como se hace hasta ahora, sino para mejorar, progresivamente, la calidad de la educación en Chile”, recalcó el académico del Plantel.
Fuente: Departamento de Comunicaciones USACH