Cada 40 segundos, se suicida una persona en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi un millón de personas se quita la vida anualmente, lo que supone una tasa de mortalidad global de 16 por cada 100 mil habitantes.
De hecho, en los últimos 45 años, las índices de suicidio se han incrementado en un 60% a nivel mundial, convirtiéndose en una de las tres primeras causas de defunción entre las personas de 15 a 44 años en algunos países y la segunda en el grupo de 10 a 24 años. Es importante destacar que estas cifras no incluyen las tentativas de suicidio, que son hasta 20 veces más frecuentes que los efectuados.
Sin embargo, las conductas suicidas se pueden prevenir, y por eso cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP).
“Los trastornos mentales (sobre todo la depresión y los trastornos por consumo de alcohol) son un importante factor de riesgo de suicidio. Las personas afectadas por enfermedades mentales presentan un riesgo de suicidio diez veces mayor que aquellas que no las sufren. El suicidio es un trastorno complejo, en el que influyen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales”, afirma Maritza Bocic, psiquiatra de Clínica INDISA.
En esta oportunidad, este 10 de septiembre nos enfrentamos a factores adicionales, como son la crisis económica y el confinamiento a consecuencia de la actual pandemia. “Hoy es un año diferente, el nivel de estrés es considerablemente más alto y mantenido en el tiempo, por lo que es esperable que exista un aumento en la prevalencia de cuadros depresivos, trastornos de ansiedad, consumo de sustancias, todos factores de riesgo de suicidio. Esto hace más que necesario derribar el tabú del tema y tener colaboración de continuidad de tratamiento, prevención y apoyo de parte de familiares y cercanos”, indica la especialista.
A nivel mundial, la prevención del suicidio es una necesidad que no se ha tratado de manera adecuada, debido principalmente a la falta de sensibilización sobre la relevancia de este problema y al tabú que lo rodea que impide que se hable abiertamente de ello.
Cómo prevenir el suicidio
Maritza Bocic es clara en señalar que los suicidios son prevenibles. Pero para eso, se deben adoptar algunas medidas en la población y, sobre todo, entre las personas de riesgo y sus cercanos. Estas incluyen:
– Hablar sobre el tema de manera abierta y clara.
– Comprender que las personas que cometen suicidio están sufriendo.
– Entregar información adecuada por parte de los medios de prensa. “Cuando existe un suicidio de características mediáticas, centrarse en las consecuencias de este en familiares y entorno, hacer visible las alternativas de ayuda que la persona que cometió suicidio tenía. Nunca en el cuándo, dónde ni cómo”, enfatiza Bocic.
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Restringir acceso a los medios de suicidio (plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos).
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Informar sobre el suicido y concientizar a la población, en los establecimientos educacionales y a través de los medios de comunicación.
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Políticas orientadas a reducir los factores de riesgo.
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Identificar tempranamente, atender y tratar a personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo.
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Capacitar a personal sanitario no especializado en la evaluación y gestión de conductas suicidas.
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Seguimiento profesional de salud mental a personas que intentaron suicidarse y/o que están en riesgo de hacerlo.
“El suicidio es un problema complejo y es necesario educar a la población sobre estos actos. Tanto las actividades de prevención como aumentar la sensibilidad de la comunidad y superar el tabú, son necesarios para enfrentar este tema tan complejo y que exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad”, finaliza Maritza Bocic, psiquiatra de Clínica INDISA.
Fuente: EXTEND