Un nuevo informe emanado este 7 de diciembre por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) advierte sobre las condiciones desiguales de acceso a los recursos humanos, económicos, de infraestructura y equipamiento educativo en los países de la región, todos agravados por la pandemia.
Estas condiciones estructurales afectan la aplicación de las recomendaciones que los organismos internacionales han emitido para un adecuado proceso de regreso presencial a las escuelas, lo que afecta el derecho a la educación de millones de estudiantes en la región.
“La región tiene la urgente necesidad de planificar y definir acciones prioritarias para garantizar la seguridad de las operaciones escolares y la atención educativa a las poblaciones más vulnerables”. Así concluye el informe del BID y la UNESCO “Reabrir las escuelas en América Latina y el Caribe: Claves, desafíos y dilemas para planificar el retorno seguro a las clases presenciales”. El reporte fue lanzado por ambos organismos internacionales el lunes 7 de diciembre de 2020 en un evento en línea.
El documento es un diagnóstico elaborado por ambas instituciones para contribuir a la priorización de la educación en los planes nacionales de respuesta a la emergencia sanitaria y en las futuras estrategias de recuperación. “Los países han desplegado diversos planes de respuesta y recuperación en los cuales es necesario incorporar a la educación como un elemento central –dice el informe— no solo para garantizar una respuesta en el ámbito educativo, sino para lograr una recuperación equitativa, inclusiva y sostenible”.
El informe puntualiza que será enorme el desafío de desarrollar una propuesta educativa que logre integrar las experiencias educativas del 2020 –debido a su desigualdad- y recuperar a quienes no han vuelto a la escuela. Por eso, el documento es, además, un llamado para la acción regional para que todas las respuestas educativas se basen en los principios fundamentales de inclusión, equidad y no discriminación. Para ello, el reporte analiza las posibilidades, restricciones y necesidades que enfrentarán los países de América Latina y el Caribe durante el proceso del regreso a las clases presenciales, considerando las siguientes dimensiones: escuelas seguras (infraestructura escolar, acceso al agua y saneamiento): recursos humanos (directores y docentes); educación remota (acceso a TIC y conectividad; financiamiento de la educación; e información y planificación.
En sus conclusiones, ambos organismos indican que las respuestas que han implementado los países para garantizar la continuidad de los aprendizajes reflejan una notable capacidad de reacción ante un escenario incierto, pero que hay fuertes decisiones que deben tomarse cuanto antes, debido a que mientras más demore el retorno a clases presenciales, más crecerá la exclusión y más se incrementarán las desigualdades.
Entre estas decisiones, la UNESCO y el BID llaman a invertir en mejorar el estado de la infraestructura escolar para ofrecer condiciones básicas de saneamiento e higiene. También a una cuidada planificación de la demanda y oferta de docentes para el regreso presencial a clases, y enfatiza la urgencia de mejorar las políticas referentes a la formación, disponibilidad, asignación y condiciones laborales de las y los docentes.
En cuanto a las tecnologías de la información (TIC) y a la continuidad de clases durante la pandemia, el reporte especifica la inequidad entre estudiantes al enfrentarse tecnológicamente a las opciones educativas en pandemia y el enorme desafío para la continuidad pedagógica, especialmente en zonas rurales. Este período ha evidenciado también las disparidades en las competencias de las y los docentes para el uso de las TIC, cuyo desarrollo demanda políticas sostenidas en el tiempo que trasciendan la urgencia.
Respecto del financiamiento de la educación, el BID y la UNESCO afirman que la recuperación del sector educativo requerirá recursos adicionales, así como mejorar su distribución. Las enormes desigualdades para el regreso presencial a clases ponen en foco la necesidad de incorporar criterios de equidad y de priorización de poblaciones vulnerables.
También es imperioso modernizar y hacer más eficiente la recolección y el análisis de información para construir una mirada más integral de los sistemas educativos que permita afrontar crisis como esta. Actualmente, hay marcadas ausencias para contar con datos comparables de todos los países sobre indicadores clave para la planificación del retorno a las clases presenciales. En muchos casos estos vacíos son reflejo de información básica que no se encuentra disponible tampoco a nivel nacional.
Sabine Riegle-Aubourg, jefa de la División de Educación (a.i.) del BID afirma que este reporte es una voz de alerta y “un llamado de atención acerca de la imperiosa necesidad de planificar cuidadosamente las políticas educativas. Será clave la capacidad de los países por definir acciones prioritarias que permitan garantizar la seguridad de las operaciones escolares y priorizar la atención educativa para las poblaciones más vulnerables. Y para ello, para evitar una catástrofe generacional, se debe proteger el financiamiento de la educación.
A su vez, Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) indica que “este diagnóstico da cuenta de los desafíos que enfrentan los sistemas educativos de la región, los que se han profundizado a raíz de la pandemia de la COVID-19. Por eso hoy, más que nunca, es preciso mantener los compromisos con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y su Objetivo 4. Una inversión suficiente, oportuna y eficiente será indispensable para reducir los impactos actuales y futuros de la pandemia en la educación y evitar una catástrofe generacional”.
Efectivamente, ya antes de la emergencia sanitaria, los sistemas educativos tenían importantes retos. En 2018, 10,5 millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe no asistían a la escuela, de los cuales un 16% estaba fuera de la primaria, un 22% fuera de la secundaria baja y un 62% de la secundaria alta. Además, gran parte de las y los estudiantes de la región no alcanzan las competencias básicas de aprendizaje según los resultados de PISA (OCDE) y del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), aplicado por la UNESCO.
Fuente: UNESCO.