CARLOS BUDNEVICH, TOMÁS IZQUIERDO, GUILLERMO LE FORT Y JUAN PABLO MEDINA
Después de la drástica caída que la economía mundial experimentó en el 2020, proyecciones del Banco Mundial indican que el PIB global debiese crecer un 4,0 por ciento en el presente año. Por su parte, el COVID-19 continuó propagándose en la segunda mitad del 2020, con aumentos constantes de casos confirmados en algunos países y rebrotes en otros. Los crecientes brotes han obligado a muchos gobiernos a mantener o reintroducir algunas medidas de confinamiento. En varias economías avanzadas ya ha comenzado la vacunación. Durante el 2021, se prevé la inoculación generalizada de vacunas en la población de las economías avanzadas y de las principales economías de mercados emergentes y en desarrollo. El escenario externo que enfrentará la economía chilena en los próximos dos años será positivo, con una mejora de las perspectivas de crecimiento de los socios comerciales y del precio del cobre. Se estima que el PIB anual 2020 cerrará con una caída de 6,0 por ciento. De acuerdo con la encuesta de expectativas económicas que publica el Banco Central, el mercado proyecta un crecimiento de un 5,0 por ciento para la economía chilena en el año 2021. Un determinante clave de la recuperación de la economía será la flexibilización de las medidas sanitarias, lo que depende fundamentalmente de la dinámica que muestren los contagios. Si bien la variación mensual del IPC de los últimos meses ha sido más alta de lo esperado, no se prevé que se desarrollen presiones inflacionarias importantes en un horizonte de hasta 2 años plazo. En el actual contexto, el GPM recomienda mantener la Tasa de Política Monetaria en su nivel actual de 0,5 por ciento y comunicar la mantención de dicha política monetaria por un período prolongado.
Tras el colapso que la economía mundial experimentó el año pasado causado por la pandemia COVID-19, el Banco Mundial proyecta que la producción global debiera expandirse un 4,0 por ciento en el presente año, lo que la situaría más de un 5,0 por ciento por debajo de su tendencia esperada previo a la pandemia. Dichas proyecciones indican también que el crecimiento global transitará a un nivel más moderado en el 2022, cercano a un 3,8 por ciento, impactado por el daño que la pandemia ha generado en el crecimiento potencial. En particular, se espera que el impacto de la pandemia en la inversión y el capital humano erosione las perspectivas de crecimiento en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. La recuperación mundial, si bien se ha visto afectada por el resurgimiento reciente de casos de COVID-19, se espera que se fortalezca a medida que la confianza, el consumo y el comercio internacional mejoren, con el apoyo de la vacunación en curso. El Banco Mundial proyecta que el crecimiento agregado de las economías de mercados emergentes y en desarrollo alcance un promedio de 4,6 por ciento en el período 2021-22, expansión que en gran medida refleja el repunte esperado de China.
Por su parte, el COVID-19 continuó propagándose en la segunda mitad del 2020, con aumentos constantes de casos confirmados en algunos países y rebrotes en otros. En meses recientes, las economías avanzadas, en particular Estados Unidos y varios países de la zona euro, han evidenciado un número creciente de casos, lo que ha obligado a muchos gobiernos a mantener o reintroducir algunas medidas de confinamiento. No obstante, conforme se avanza en el conocimiento del impacto de las políticas sanitarias, las medidas de control de la pandemia han ido mejorando su foco y han ido generando menos perjuicios económicos. Por ejemplo, el uso extensivo de mascarillas ha sido una medida mínimamente disruptiva para frenar la propagación del virus, y algunos países que adoptaron políticas generalizadas de testeo y trazabilidad han experimentado efectos sanitarios y económicos más acotados. En varias economías avanzadas ya ha comenzado la vacunación. Durante el 2021, se prevé la inoculación generalizada de vacunas en la población de las economías avanzadas y de las principales economías de mercados emergentes y en desarrollo. Sin embargo, hasta ahora el proceso de vacunación ha sido de menor intensidad que lo requerido para alcanzar los planes de los gobiernos.
El escenario externo que enfrentará la economía chilena en los próximos dos años será positivo, con una mejora en las perspectivas de crecimiento de sus socios comerciales y del precio del cobre. Sin embargo, es importante hacer notar que el crecimiento esperado de la economía internacional es en parte un efecto rebote. Si bien la actividad económica continuará con su recuperación paulatina, es
altamente probable que el PIB de Chile del año 2019 vuelva a alcanzarse el 2022.
La economía chilena inició su recuperación en junio pasado y ya acumula prácticamente 6 meses de mejoría gradual. Ya en noviembre, la actividad económica mensual había recuperado una parte importante de la caída de la actividad de mediados de año. Por primera vez, desde la irrupción en Chile de la pandemia del COVID-19 en marzo del año pasado, en el mes de noviembre del 2020 el IMACEC creció anualmente, alcanzando un guarismo de 0,3%. Se estima que el PIB anual 2020 cierre con una contracción anual de un 6,0 por ciento. Por su parte, la encuesta de expectativas económicas que publica el Banco Central proyecta un crecimiento para Chile de un 5,0 por ciento en el año 2021. Un determinante clave de la recuperación de la economía chilena será la flexibilización de las medidas sanitarias, lo que depende fundamentalmente de la dinámica que muestren los contagios. También afectarán la actividad económica, la velocidad y efectividad de la vacunación de la población, el grado de contención de los contagios, los procesos eleccionarios venideros, la elaboración de una nueva Constitución y la conducción del gobierno en materia de orden público y de neutralización de la violencia.
En al ámbito laboral, si bien entre julio 2020 y noviembre 2020 se han recuperado más de 700 mil puestos de trabajo, aún existen significativas holguras en el mercado laboral que permiten augurar que tomará un buen tiempo para que la economía chilena vuelva a alcanzar el pleno empleo. La variación del IPC de diciembre superó lo esperado y alcanzó un 0,3 por ciento. Esta variación de los precios del último mes del año pasado estuvo impactada por los rubros de vestuario y calzado, equipamiento y mantención del hogar. Esta mayor inflación puntual, al igual que las que se observaron en los meses de septiembre y octubre del año pasado, se explica por una cierta escasez
de productos y por el fuerte impulso en la demanda que produjo el retiro del 10% de los fondos de pensiones. Con ello, la inflación del año 2020 cerró en 3,0 por ciento, justo en el centro del rango meta establecido por el Banco Central.
Mientras la variación anual del IPC SAE se situó en 2,6 por ciento, la inflación de bienes no transables en el 2020 fue un 2,0 por ciento, en tanto que la de bienes transables alcanzó un 3,8 por ciento. A pesar de las mayores variaciones mensuales recientes en el IPC, no se prevé que se desarrollen presiones inflacionarias importantes en un horizonte de hasta 2 años plazo. En efecto, las importantes holguras que presenta el mercado laboral, la apreciación reciente del peso chileno y la paulatina normalización del funcionamiento de las cadenas de suministro permiten proyectar un escenario futuro de inflación baja y controlada.
En coherencia con el escenario previamente descrito, el GPM recomienda conservar la Tasa de Política Monetaria en su nivel actual de 0,5 por ciento y comunicar la mantención de dicha política monetaria por un período prolongado.
Fuente: FEN U de Chile.