En los últimos meses, los chilenos hemos estado expuestos a un alto nivel de estrés producto de los efectos de la pandemia por Covid – 19. El fallecimiento de un ser querido, la incertidumbre frente al contagio, el encierro, el distanciamiento físico de nuestros familiares y los cambios en la forma de trabajar, son algunos de los factores que han alterado nuestra vida diaria. El personal del Ejército, junto con experimentar estas mismas variables, debe además velar por la salud pública y redoblar esfuerzos desplegados en las calles, cumpliendo turnos y ausentándose de su hogar durante extensos períodos. La misión no es fácil y las expectativas son muchas.
Consciente de esta realidad, el Cabo 1° y psicólogo Miguel Aburto B. integrante de la Brigada Motorizada N° 4 “Rancagua” en Arica, desarrolló recientemente un taller sobre “La resiliencia en tiempos de crisis”. Dicho concepto significa en pocas palabras sobreponerse a la adversidad y a las dificultades que surgen en la vida. La instancia efectuada durante dos jornadas, estuvo dirigida a los jefes de Plana Mayor y comandantes de Unidades Fundamentales de Orden Público.
“La idea fue dar a conocer el valor de la resiliencia, los factores que la conforman y cómo podemos integrarla en nuestro día a día. Esta cobra hoy mayor importancia debido a la compleja situación que vivimos como sociedad, pero también es útil cuando sufrimos la pérdida de un ser querido o enfrentamos la ruptura de una relación de pareja”. El Cabo 1° Aburto sostiene que su propuesta, tras tener la aprobación del mando, tuvo muy buena acogida entre el personal de la unidad, ya que “más que un monólogo, lo que se generó allí fue un diálogo cercano y franco donde muchos asistentes compartieron vivencias y se sintieron escuchados. Al final nos damos cuenta que compartimos situaciones parecidas y esa cercanía sirve para comprender que no estamos solos”.
Actualmente, se desempeña en la Oficina de Información al Soldado Conscripto de la Brigada, entidad que canaliza las inquietudes de los padres y apoderados de los conscriptos que realizan el Servicio Militar. Es la cara visible hacia un grupo humano que pone a sus hijos en manos de la Institución, en su calidad de ente formador en cuanto a la doctrina y valores militares. “Muchos soldados provienen de Santiago y extrañan sus hogares y es algo natural. Por eso estamos aquí para brindarles el apoyo que necesitan cuando surge algún problema”. Si lo sabe bien el Cabo 1° Aburto, quien, residiendo en la ciudad de Arica, efectuó su Servicio Militar con apenas 17 años en el entonces Regimiento de Ingenieros de Montaña N° 2 en Puente Alto.
El profesional afirma que “uno es el único responsable de que las cosas sucedan”, por eso logró compatibilizar su labor como militar con la de estudiante universitario, lo cual requirió esfuerzo y dedicación. “Fue una experiencia muy valiosa, ya que conocí a personas de distinta condición social, familiar y laboral, lo cual me permitió valorar mucho más el rol de integración con la comunidad”. En ese contexto, plantea que, al igual como ocurre con naciones desarrolladas que han vivido diversos conflictos en las últimas décadas, la figura del psicólogo en un ejército debería ir más allá de lo organizacional y profundizar en el ámbito de la prevención. “De esta forma, se entrega un apoyo efectivo y oportuno al personal”.
Actualmente, el Cabo 1° Aburto está terminando un diplomado en Mediación Familiar. Asimismo, iniciará próximamente un taller sobre “Manejo del estrés con los hijos durante la pandemia”, lo cual, indica, es un apoyo concreto desde su profesión hacia el Ejército. “Ojalá esta iniciativa se replique en otras unidades. Vivimos momentos complejos y el apoyo de la psicología es absolutamente necesaria”.
Departamento Comunicacional del Ejército