El director del Programa de Bioética de la Universidad Central, Francisco León, hace un llamado a la prudencia respecto a una posible legislación de la eutanasia y releva el derecho a una muerte digna.
Santiago, mayo de 2015. Luego de que fuera rechazado en la Comisión de Salud del Senado el proyecto de ley que buscaba acoger la solicitud de muerte asistida a los enfermos terminales, se reabre nuevamente en la opinión pública chilena la discusión sobre la eutanasia.
Francisco León, director del Programa de Bioética de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Central, presidente de la Federación Latinoamericana y de El Caribe de Instituciones de Bioética (FELAIBE), PhD en Filosofía y Máster en Bioética de la Universidad Santiago de Compostela, reflexiona sobre los alcances de esta iniciativa.
“No es eutanasia reconocer cuando la medicina ya no puede curar y el esfuerzo terapéutico sólo puede limitarse a proporcionar cuidados paliativos, en una decisión que deben tomar los médicos junto con el paciente y la familia. La eutanasia, en cambio, supone ir más allá; es una petición del propio paciente para que se acorte su vida o le ayuden al suicidio asistido, debido a que el sufrimiento en este proceso se vuelve insoportable. El médico ya no ayuda a un buen morir sin sufrimiento, sino que acorta la vida del paciente”, aclara el experto en bioética.
A juicio del experto, es difícil legislar en esta materia, dado que son situaciones excepcionales, extremas, donde es complicado dar una regla general y se debe delimitar cada caso.
“En la experiencia holandesa, por ejemplo, se comenzó despenalizando la eutanasia de adultos que lo solicitaran bajo determinadas circunstancias y después los jueces han ido admitiendo la eutanasia de pacientes con problemas de salud mental, de menores de edad a petición de sus padres, etc. Es lo que se denomina “pendiente resbaladiza” que puede provocar una legislación, por lo que se debe estudiar con mucha prudencia y responsabilidad”, asegura Francisco León.
Derecho a la muerte digna
El derecho a una muerte digna es el derecho de toda persona a tener la atención médica oportuna y los cuidados paliativos que le proporcionen el mayor nivel de calidad de vida posible en esas circunstancias, al acompañamiento de los familiares, amigos, y también del personal de salud.
Según el director del Programa de Bioética de la Universidad Central, el derecho a una muerte digna significa que el paciente tiene que participar, en virtud del respeto a su libertad y autonomía, en las decisiones que se tomen cuando se acerca el final de su vida. Tiene el derecho a saber qué está pasando y cuál es su situación clínica, así como también el derecho a no saber si así lo desea.
A juicio del experto, es urgente que en Chile se desarrollen más los cuidados paliativos, especialmente en el sector público, “pues el problema importante y que atañe a muchas más personas es que terminan muriendo con un dolor que se podría evitar”, concluye Francisco León.
Fuente: Comunicaciones Facultad de Ciencias de la Salud.