– El proyecto, encabezado por la Seremi de Ciencias de la Macro Zona Centro Sur, apunta a generar un sistema de alerta temprana en cuatro regiones del país.
– En la iniciativa participan además de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la U. Andrés Bello, U. de Chile, U. de Valparaíso, la U. Católica de la Santísima Concepción y la U. de Atacama.
El Consorcio Nacional de Grupos de Investigación de Aguas Residuales, donde la PUCV ha participado activamente desde la adjudicación del proyecto ANID-COVID, presentó una propuesta al gobierno para establecer un sistema de vigilancia epidemiológica ambiental de SARS-CoV-2 mediante el análisis de las aguas residuales de cuatro regiones del país.
La iniciativa, en la que además de la PUCV participan la U. de Chile, la U. Andrés Bello, la U. Católica de la Santísima Concepción y la U. de Atacama, cuenta con el respaldo y coordinación de la Seremi de Ciencias de Macro Zona Centro Sur, Paulina Assmann.
Según explicó el director del proyecto ANID-COVID, Jorge Olivares, quien es académico e investigador del Instituto de Biología de la PUCV, “es muy relevante contar con capacidad instalada para poder realizar epidemiología de las aguas residuales, ya que de estas se pueden obtener datos fundamentales de la evolución de una pandemia desde las aguas residuales. Este trabajo ya es muy potente en Europa, no así en América latina ni en Chile, donde es fundamental empezar a trabajar en ello de acuerdo con protocolos validados científicamente”.
Olivares, quien es Doctor en Biología Molecular y Celular, detalló que “los sistemas de alcantarillado de una ciudad ofrecen datos de casos y brotes casi en tiempo real y sectorizados, ya que de manera permanente recolectan deposiciones y otros desechos humanos que pueden contener SARS-CoV-2 excretados por las personas infectadas. Por lo tanto, la detección de una mayor concentración de genoma viral en las aguas residuales evidencia un mayor número de personas infectadas y viceversa”.
En este sentido, dijo, la detección y cuantificación de SARS-CoV-2 en aguas residuales se puede utilizar como un marcador predictivo de la circulación del virus en una población y, por lo tanto, “se podría tener un sistema de alerta temprana, como se demostró hace años atrás para la detección y control de virus polio a nivel mundial”.
Este sistema de alerta temprana permitirá, además, identificar los diferentes tipos de variantes que circulan en una comuna o ciudad. También armonizar un protocolo estándar para la cuantificación de SARS-CoV-2, aplicable en diferentes regiones del país.
La seremi Paulina Assmann destacó que mediante este proyecto se podrá generar información que pueda ser usada por los servicios de salud y gobiernos regionales y/o municipales, para la toma de decisiones respecto al manejo de la pandemia en el territorio, debido a que en las aguas residuales podemos encontrar información invaluable que refleja la salud de la población.
Una vez concluido este proyecto, se espera establecer una red de laboratorios en el país, “De esta manera podremos implementar este muestreo en ciudades con diferentes situaciones epidemiológicas de la enfermedad en la población y evaluar la circulación del virus en las aguas residuales, permitiendo caracterizar los tipos de SARS-CoV-2. Esta red de laboratorios tendrá la capacidad instalada a nivel nacional para abordar la problemática de WBE post pandemia e impactar positivamente la salud pública de la población”, indicó.
Por su parte Olivares enfatizó que “la epidemiología basada en aguas residuales (WBE, de sus siglas en inglés) permite realizar un monitoreo rápido y de bajo costo, comparado con la detección del virus en la comunidad y a su vez, permite identificar variaciones espaciales y temporales de la enfermedad en la población que reside en las diferentes comunas o ciudades en estudio. Por lo tanto, entregará información a la autoridad sanitaria, una vez por semana, para tomar medidas diferenciadas según los resultados obtenidos”.
Además, esta metodología permite detectar la circulación de otros virus como hepatitis A, Norovirus o bien otros microorganismos, como bacterias resistentes a antibióticos. También permite la presencia de drogas ilícitas, antibióticos, fármacos, biomarcadores, compuestos clorados, etcétera.
Fuente: PUCV.