Desde el 18 de marzo del 2020 y debido a la pandemia se declaró estado de excepción en nuestro país, hoy luego de un año 7 meses y tras un largo período de incertidumbre, alzas de contagios, lamentables fallecimientos de miles de compatriotas, se da por finalizado el estado de catástrofe, donde el Ejército de Chile tuvo un rol fundamental al momento de apoyar la emergencia nacional desde sus diferentes aristas tanto humanitaria, logística y terrestre.
Si bien nadie en el mundo estaba preparado para enfrentar una pandemia como el Covid-19, día tras día fue un aprendizaje para la Institución y para cada hombre y mujer que participó en el combate del devastador virus. Una de las primeras medidas que realizó el Ejército fue asumir las jefaturas de defensa de cada zona designada por las autoridades, con el fin de controlar el toque de queda de cada región y comuna, para así evitar la propagación de contagios. Dentro de este punto el personal desplegó más de 24 mil efectivos, quienes de día y noche realizaron controles aleatorios tanto en toque de queda como también en las comunas que regían con cuarentena. Esta labor fue relevante para poder crear conciencia, sin embargo, hubo personal militar que cumpliendo su labor perdieron la vida como el Cabo Primero Alejandro Celis I., y el Soldado Conscripto Hugo Muñoz S., además del Cabo Segundo Brayan Castillo S., quien a causa de un atropello perdió ambas piernas.
Pero también era necesario apoyar al área de la salud la cual en un principio fue fuertemente golpeada y como no, si desde el primer contagio en adelante los casos diariamente llegaban a más de 10 mil. Con un escenario de esas características el Ejército puso a disposición el Hospital Militar de Santiago, se desplegaron módulos del hospital militar de campaña y se destinó personal de apoyo a las regiones que más lo necesitaban.
Al comienzo nada parecía suficiente debido al desconocimiento del virus, a tal punto que incluso colapsó el sistema de camas críticas, por lo tanto, en virtud de su nivel de entrenamiento y constantes capacitaciones, personal del Ejército logró habilitar de 9 a 57 camas críticas en el HMS. Este apoyo logístico generó una gran ayuda al personal de salud, teniendo como resultado a mediano plazo la descongestión y un mejor funcionamiento en las áreas en que el personal militar prestó apoyo.
Con el avance de la pandemia y con un mayor conocimiento de ésta, la necesidad de una vacuna era clave en su combate, es por esto que cuando llegaron los primeros cargamentos, la Brigada de Aviación del Ejército, realizó distintas operaciones aéreas, contabilizando más de 1.115 horas de vuelo en tareas como el traslado de insumos sanitarios, equipamiento médico y respiradores mecánicos. Además, se incrementó el personal y capacidades del vacunatorio en las instalaciones del Hospital Militar de Santiago, pasando de 50 a 500 dosis diarias, alcanzando 26.000 dosis administradas contra el COVID-19 y 9.000 dosis contra la influenza.
Claro que la pandemia no solo afectó a la salud de las personas, ya que las pérdidas de empleos, reducción de salarios, restricciones sanitarias, tuvo como consecuencia un impacto directo a la forma de vivir de la población. Es por ello que el apoyo terrestre de la institución fue el medio para conectar con las necesidades de las personas, si bien en algunas ocasiones eran ayudas materiales y concretas, en otras era el apoyo, las palabras, o simplemente la presencia militar lo que algunas personas agradecían.
Una de las primeras acciones que se llevaron a cabo fueron los Ranchos Solidarios, actividad en la cual diferentes unidades del Ejército se organizaban a lo largo de todo el país para realizar jornadas de apoyo a la población. Mediante las cocinas de campañas efectivos militares adaptaron esta herramienta de trabajo en beneficio de la comunidad, repartiendo 109.750 raciones de alimentos. Además, en la misma instancia se realizaban apoyos veterinarios a las mascotas de los asistentes quienes no tenían los recursos para mantener la salud de sus animales, asimismo se realizaron sanitizaciones de los hogares aledaños a la actividad.
Sin duda 557 días en que todo Chile se tuvo que adaptar a un nuevo estilo de vida y dejar partir a miles de personas que perdieron la vida a causa del virus. Una etapa donde también el Ejército trabajó sin descanso, ayudando en el esfuerzo nacional destinado a proteger la vida de los chilenos ante la pandemia y de hacer realidad su compromiso de velar por la integridad del territorio nacional.
Departamento Comunicacional del Ejército