Medir las emisiones contaminantes a una altura de 1.500 metros y conocer cómo varían las concentraciones en altura, dependiendo de factores como el día, la hora, la humedad y la temperatura, es el objetivo del proyecto que lidera el Dr. Ernesto Gramsch, académico del departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile. Para ello, se utiliza un drone, vehículo aéreo no tripulado que carga todos los instrumentos necesarios, para obtener datos específicos de este relevante tema para la salud de los residentes en la Región Metropolitana.
Contrastar la presencia de partículas contaminantes en el aire, específicamente, entre la superficie y la altura, es el trabajo que está liderando el Dr. Ernesto Gramsch, académico del departamento de Física de la Universidad de Santiago, a través del proyecto Fondecyt Regular ‘Estudio vertical del carbono negro y perfil de temperatura en Santiago y su relación con la contaminación en la superficie’.
El proyecto de investigación busca medir las emisiones contaminantes a una altura de 1.500 metros, a través de un drone, vehículo aéreo no tripulado, acondicionado para llevar el equipo correspondiente, y así ver cómo varían las concentraciones en altura dependiendo de factores como el día, la hora, la humedad y la temperatura.
El académico explica que “el sólo hecho de saber cómo se comporta la contaminación en altura es nuevo, porque acá en Santiago no se conoce, aunque en otras partes sí, pero no demasiado tampoco, ya que este es un trabajo que no se ha profundizado mucho hasta ahora”.
El drone a cargo de efectuar las mediciones será ubicado en la Universidad de Santiago y probablemente también se realicen mediciones en Pudahuel y en La Parva, explica el académico. “Buscamos hacer campañas en las que podamos mirar durante dos meses seguidos, dos o tres veces al día, además de las observaciones correspondientes a la mañana y la noche, para contrastar las medidas de ambos”, aclara Gramsch.
Contaminantes presentes en el aire
Los contaminantes que están normados son los más peligrosos para la salud, dependiendo de sus concentraciones. Estos se dividen en dos categorías: MP10 y MP2,5. Ambos responden a la sigla de Material Particulado y sus diferencias recaen en el tamaño de las partículas, siendo el primero menor de 10 micrómetros y el segundo menor a 2,5 micrómetros.
De esta forma, el MP10 es el material que llega al ser humano por la nariz hasta los pulmones. En cambio, el MP2,5 puede penetrar hasta los alvéolos, lugar donde se produce el intercambio de oxígeno con la sangre, lo cual arriesga a que el material particulado ingrese al sistema sanguíneo.
El investigador explica que “vamos a medir el monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono y el dióxido de azufre, además del material particulado fino conocido como MP2,5 en el cual está considerado el carbono negro”.
El carbono negro es el hollín que se desprende de toda combustión y destaca por su color negro y por ser muy fino y volátil; por ende se mantiene más tiempo en el aire. Bajo esta premisa es que el físico sostiene que “buena parte del carbono negro que hay en Santiago se va a la cordillera y a los glaciares. Es por ello que, al medirlo en altura, nos permitirá ver cómo se mueve esta contaminación a esos lados y el efecto que tiene en dichas zonas”.
Esta investigación corresponde al trabajo continuo del académico, el cual ya ha realizado mediciones en altura, del cual obtuvo un consolidado que tiene relación con las concentraciones en superficie y las mediciones de temperatura en altura. “Es por ello que ahora queremos contrastar la medida de ambas concentraciones presentes tanto en la superficie como en altura”, aclara.
El Dr. Ernesto Gramsch afirma que estos estudios pueden ayudar a evitar enfermedades, puesto que si las personas conocen los niveles de concentración de contaminantes evitarán, por ejemplo, realizar ejercicios físicos intensos, que puedan comprometer sus vías respiratorias. Además, ayudará a definir las áreas donde están las industrias con problemas de ventilación.
Fuente: Comunicaciones USACH.