El filósofo político John Stuart Mill, en su obra On Liberty, publicada en 1859, planteaba que el intercambio de ideas con personas que piensan distinto es la piedra angular para el buen funcionamiento de la democracia. En concreto, él señalaba que:
Si la opinión es correcta, se les priva de la oportunidad de intercambiar errores por la verdad; si está errada, pierden lo que es un beneficio casi tan grande, la percepción más clara y una impresión más viva de la verdad producida por su colisión con el error.
A nuestro juicio, esta idea, que está en el corazón de la democracia deliberativa como la existente en Chile, debería reflejarse con firmeza en el proceso constituyente que concluye por estos días. Las personas esperaban esa actitud de sus constituyentes, como vimos en un estudio cualitativo que realizamos inmediatamente después de las elecciones de convencionales en mayo de 2021. Pero esta responsabilidad no solo le compete a los constituyentes, también a los ciudadanos, que tienen que ejercer su voto el 4 de septiembre de este año. En otras palabras, es beneficioso para la democracia que las personas puedan ver opiniones de quienes piensan distinto a ellas; esta exposición a ideas diferentes a las propias, denominada consumo de información contra-actitudinal, es un concepto clave cuya prevalencia exploramos en esta y próximas entradas.
En los tiempos de Mill, las ideas diferentes podían llegar a través de la conversación política solamente. En la actualidad, tales ideas pueden viajar a través de los medios tradicionales y digitales, lo que puede ser especialmente importante para quienes conversan poco sobre política en su vida cotidiana.1 Sin embargo, el beneficio asociado a la exposición a ideas diferentes podría no ocurrir si es probable que las personas elijan consumir información congruente con sus actitudes, creencias e ideas.2 Ello podría ocurrir con mayor probabilidad en un entorno mediático fragmentado como el actual, en que las grandes plataformas como Google y Meta usan algoritmos para presentar información personalizada al perfil específico de cada usuario.3 A pesar de eso, la investigación internacional muestra que las personas no están aisladas de las ideas incongruentes con las propias,4 a pesar de que tienden a elegir información consistente con las actitudes propias.5
En esta entrada, estudiaremos hasta qué punto las personas en Chile están expuestas al consumo de información congruente o no con sus preferencias en el plebiscito de salida a realizarse en septiembre de este año. Para el análisis, usaremos datos de la encuesta realizada en el marco del estudio “Estrategias de consumo informativo y confianza en medios tradicionales y redes sociales” llevado a cabo por LEAS y financiado por ANID (PLU210015). Esta encuesta se aplicó a mil personas adultas, residentes en Chile continental, que participan del Monitor de Cambio Social, el panel probabilístico de LEAS, entre el 22 de abril y el 9 de mayo de 2022.
Para comenzar el análisis, caracterizaremos la frecuencia del consumo de información pro-apruebo y pro-rechazo que la población adulta en Chile reporta. En el siguiente gráfico, se ve que un porcentaje sustancial de la población (en todos los casos sobre el 40%) reporta no haber visto nunca información a favor de las opciones. Las distribuciones a nivel general son similares para la información a favor del Apruebo y la información a favor del Rechazo. El porcentaje que nunca vio información de las opciones es, para ambas, algo mayor en el caso de los medios digitales: un 44% nunca vio información del Apruebo en medios digitales, y 46% nunca lo hizo en el caso del Rechazo. A la vez, el tipo de información que los encuestados reportan ver con más frecuencia es información apoyando el Rechazo en medios digitales, donde 1 de cada 3 chilenos ha visto este tipo de información frecuentemente (5 a 7 días a la semana); esto debido a que para esta pregunta la opción intermedia, de consumo ocasional (1 a 4 días) es la menos frecuente; la exposición a esta información es o bien muy frecuente, o nula. En cambio en los otros tipos de información, la exposición ocasional es algo más común que la exposición frecuente.
Fuente: UAI.