Tras los dichos del director de Fonasa, Camilo Cid, quien consultado sobre las Isapres postuló que “la idea es que desaparezcan del mapa de la seguridad social”, y de la ministra de Salud, Begoña Yarza, que a su vez aludió conversaciones sostenidas con el gremio, la Asociación de Isapres desea manifestar lo siguiente:
⦁ Las Isapres enfrentan una situación crítica y se sostienen únicamente por el aporte que hacen los grupos controladores, arriesgando un próximo desenlace abrupto. Las causas de esta inminente inviabilidad operacional están en la judicialización ante tribunales y en la decisión de la Superintendencia de Salud, que desconoció las las leyes dictadas que regulan el funcionamiento del sector, tras dos años sin adecuaciones de precios.
⦁ La situación deficitaria que resulta de esta inviabilidad administrativa no puede ser corregida de manera autónoma por las Isapres. Por ello se ha recurrido a la ministra de Salud, Begoña Yarza, para exponerle con claridad las complejas cifras del sector y los difíciles escenarios que se aproximan. Con ese objetivo la Asociación de Isapres solicitó una reunión el pasado 7 de junio, cita que, tras haberse aplazado en tres ocasiones, recién tendrá lugar el próximo 18 de agosto. En el caso de la superintendencia de Salud y pese a la insistencia del gremio, se ha logrado un único encuentro, el 7 de junio, y el próximo está programado para el 9 de agosto.
⦁ Los plazos, sin duda, apremian. Y como gremio estamos al tanto de los múltiples desafíos que enfrenta el Ministerio de Salud, sin embargo, es necesario que se atienda la situación de los tres millones de afiliados que arriesgan a corto plazo perder su cobertura de salud, causando un traspaso masivo de personas al Fonasa, justo cuando hay más de dos millones de personas en lista de espera.
⦁ Medio millón de las personas que están en Isapres tienen diagnósticos de alto riesgo, oncológicos, crónicos o son pacientes de edad avanzada. En ellos, al igual que en el resto de los cotizantes que voluntariamente suscriben al sistema, como a sus familias e hijos, las declaraciones que anuncian un término del sistema generan profunda preocupación. El país está preparado para discutir una reforma de salud, pero no para que las Isapres cierren de golpe. En ese contexto, si bien hay consenso en el diagnóstico de los problemas que afectan al sistema y sobre la necesidad de abordarlos, es necesario que los cambios sean paulatinos y no gatillados por una crisis que tenga como punto de partida el término forzoso y abrupto del sistema Isapre.
⦁ Creemos que el énfasis no debe estar puesto en desmantelar el sistema privado, sino en lograr que todas las personas tengan acceso a tratamientos y prestaciones de manera oportuna. Sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora son acciones tendientes a eliminar a las Isapres, en lugar de dar respuestas concretas a la demanda de la ciudadanía, que quiere soluciones a sus problemas de salud. Lo que uno esperaría es que, si se va a poner fin a algo en materia de salud, que sea a las listas de espera, a los problemas de falta de médicos, de eficiencia, insumos o infraestructura, que afectan diariamente a los chilenos.