Por Mauricio Bórquez, Motorola Solutions Chile
El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos vivió uno de los días más lúgubres de su historia reciente. Casi 20 extremistas secuestraron cuatro aviones comerciales en la costa este y los impactaron contra las Torres gemelas en Nueva York, el Pentágono en Washington y uno más cayó en un campo abierto en Pensilvania.
Los problemas de comunicación jugaron un papel importante ese día y en los sucesivos. Los sistemas fueron destruidos o abrumados de diversas formas por cargas mayores de las que fueron diseñados y hubo fallos a nivel del gobierno federal. Quizás el más grave ocurrió en una «Conferencia telefónica sobre amenazas aéreas» iniciada por el Centro de Comando Militar Nacional (NMCC) después de que dos aviones se estrellaran contra el World Trade Center, pero poco antes de que el pentágono fuera alcanzado. Los participantes no pudieron incluir en la llamada al centro de comando de control de tráfico aéreo de la Administración Federal de Aviación (FAA), que tenía la mayor cantidad de información sobre los secuestros.
Después del ataque, la red de telefonía celular de la ciudad de Nueva York se vio sobrecargaba rápidamente. El servicio telefónico de Verizon en el centro de la ciudad se interrumpió durante días y semanas debido a los cables de los suscriptores cortados, y al intercambio 140 West Street que se cerró durante días. La capacidad entre Brooklyn y Manhattan también se vio disminuida por los cables troncales cortados.
La tragedia del World Trade Center proporcionó al país una visualización dramática de las insuficiencias de los sistemas de comunicaciones de seguridad pública desplegados para permitir que los servicios de emergencia de diferentes agencias se comuniquen entre sí, incluso cuando respondían al mismo incidente. Aunque el Departamento de Policía de Nueva York había recibido la noticia de que los edificios estaban inestables y en peligro de derrumbarse, los bomberos en la misma escena no fueron notificados. Ahora, casi 20 años después, el desafío de la interoperabilidad de las comunicaciones continúa desconcertando a los valientes hombres y mujeres que están al frente de la seguridad pública.
Después del 11 de septiembre, la seguridad pública se decidió de manera más contundente por el estándar Project 25 (P25) para comunicaciones de voz digital. La generación actual de Radios Móviles Terrestre (LMR por sus siglas en inglés) P25 utiliza 12,5 kHz por canal en lugar de los 25 kHz por canal que utilizan las radios analógicas. En consecuencia, las radios digitales de banda estrecha duplican el número de canales para el mismo espectro. Las organizaciones de seguridad pública debieron antes del 1 de enero de 2013 cambiar por completo a la banda estrecha de 12,5 kHz, y la FCC ha declarado que “las agencias que no cumplan con el plazo se enfrentan a la pérdida de capacidades de comunicación”. En la Fase II de la iniciativa de banda estrecha, la FCC requerirá que la seguridad pública vuelva a reducir a la mitad el ancho de banda a 6,25 kHz por canal.
Claramente no somos Estados Unidos y seguramente muchos pensaran que en Chile nunca ocurrirá algo similar a lo de las torres gemelas. No obstante, somos el país que registra el terremoto más grande de la historia, somos uno de los países más sísmicos del mundo y claramente el cambio climático nos obliga a tener que actuar proactivamente frente a las catástrofes naturales.
Claramente, es necesario una mejor coordinación de las distintas agencias de seguridad y protección civil, desde Carabineros, PDI, Bomberos, ONEMI CONAF, SAMU, incluso hoy las mismas Fuerzas Armada o las tan protagónicas Municipalidades con sus sistemas de Seguridad Ciudadana, como también el mundo de las concesiones a través de autopistas, puedan operar de manera integrada, con sus equipos de comunicaciones en terreno intercomunicados en condición de contingencia. Aquello no supone, ciertamente, uniformar los aparatos de comunicación, tampoco apostar a costosos sistemas, sino que avanzar hacia un estándar que permita la colaboración y coordinación eficiente y en todo momento.
¿De qué se trata en concreto? De establecer un estándar de comunicación interagencias –APCO-25– para radios digitales de dos vías para socorristas, policías y funcionarios de seguridad pública, de modo de avanzar hacia un esquema de comunicaciones de emergencia interoperables a través de la estandarización.
Como en otras materias, en Chile hemos avanzado lentamente hacia un estándar único y el sistema APCO 25 en Bomberos de Chile es una realidad. El 6 de agosto de 2021, de hecho, la máxima autoridad nacional de Bomberos visitó la Central de Comunicaciones de Carabineros (Cenco) donde se abordaron temas relacionados a la interoperabilidad de las instituciones y el sistema P25 y, luego, el 5 de octubre, el Presidente Nacional de Bomberos, Raúl Bustos, junto al Secretario Nacional de Bomberos de Chile, Alejandro Artigas y el Presidente Regional de Bomberos de Antofagasta, Jayro Arriagada, visitaron las nuevas instalaciones de la Central de Comunicaciones Cenco de Carabineros de esa Región.
Tal vez, ese avance fue el resultado de una lección dramáticamente aprendida con motivo de las revueltas del 2019, cuando Bomberos enfrentó dificultades para interoperar con Carabineros en medio de los incendios y barricadas que asolaban al centro de Santiago, cuando el SAMU tuvo dificultades para comunicarse con las Fuerzas Armadas durante el Estado de Excepción o cuando la PDI enfrentó problemas de coordinación en medio de un masivo operativo en Temucuicui.
¿Conclusión? En Motorola Solutions tenemos la convicción de que, en los momentos más críticos, necesitamos del soporte tecnológico de punta. Y, en esa línea, sabemos que APCO 25 representa la línea de vida de los funcionarios en terreno, pues proporciona los estándares en los que se basan sus comunicaciones de misión crítica: Interoperabilidad; Flexibilidad; Seguridad.
Fuente: Vía Central.