- El informe, que analizó 37.857 menciones en las redes sociales relacionadas con las industria, detectó que el sector privado no participa en la conversación digital sobre el sector industrial ni tampoco destaca la participación de sus equipos internos o colaboradores.
Santiago de Chile, 04 de noviembre del 2022. La industria es un motor de desarrollo y una fuente generadora de empleo fundamental en todos los países. Según datos del Banco Mundial, el sector industrial creció un 8,1% en 2021, con un aporte del 30,5% al PIB y un valor absoluto total de $878 mil millones de dólares. A pesar de que cumplen un rol esencial en la economía, estas empresas son cuestionadas por la confiabilidad de sus procesos y la gestión respecto de su entorno dañando la reputación de estas compañías.
El reciente informe de la consultora Llorente y Cuenca (LLYC) analizó más de 35.000 menciones en redes sociales para ahondar en los recursos y momentos que acompañan a la operación y que deben capitalizarse y así seguir construyendo relaciones que tengan un gran impacto en la percepción de las industrias.
CINCO CLAVES PARA ENFOCAR LA ESTRATEGIA CREDIBILIDAD Y TRANSPARENCIA
El sector de la industria es, probablemente, uno de los más transparentes en cuanto a la publicación de sus documentos técnicos, normativas relativas a su producción y la regulación de su mercado, y aunque este perfil se cultivó con liderazgo de las empresas, no trasciende y no está visible en la conversación pública.
En este entorno, la industria se percibe ausente y distante, lo cual puede asociarse a que sus operaciones están emplazadas fuera del perímetro urbano. Asimismo, la falta de control sobre los mensajes de las empresas y sus respectivos liderazgos propician la desinformación y el cuestionamiento de las acciones que ejecutan en los países donde operan.
EL FACTOR HUMANO
Los colaboradores son los principales embajadores de marca con capacidad de influir en la percepción del sector. Y en este rubro, existe un sentimiento generalizado de orgullo y pertenencia por parte de sus colaboradores, construido sobre una diversidad de pilares. Uno de ellos es el nivel de expertise requerido para ejecutar determinadas funciones de la industria.
En un contexto de incertidumbre y volatilidad, donde las fake news han proliferado a partir del internet y de nuevas tecnologías de comunicación e información, la credibilidad se atribuye a la fuente. En ese sentido, el factor humano es el mayor activo de la industria y sus voces las que mayor confianza pueden generar, pues sus relatos vienen de sus vivencias.
GESTIÓN DE RIESGOS
La industria debe observar sus conflictos desde una óptica de gestión de riesgos y, en esto, hay dos vertientes: los riesgos propios de la operación y los riesgos externos. La seguridad y la protección de los trabajadores son preocupaciones permanentes en el sector industrial.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cada año se producen 360 millones de accidentes laborales no mortales, y por lo mismo, los protocolos de gestión de crisis, simulacros y manuales de comunicación deben estar en sintonía con las actuales necesidades y ser un instrumento digital, ágil y flexible para advertir incidentes que pueden escalar hasta una crisis reputacional. Y asimismo, las industrias deben anticipar los riesgos de operar en un mercado dinámico y altamente sensible a los contextos globales.
PARTICIPAR EN LA CONVERSACIÓN DIGITAL
La información es poder y gran parte de ese valioso acervo ha evolucionado a un formato digital que genera un historial que permite anticipar situaciones con potencial riesgo en las operaciones, o simplemente crear una conciencia del entorno para tomar decisiones fundamentadas en data.
En este sentido, una de las conclusiones del informe es que las empresas del sector privado no están participando en la conversación digital sobre la industria. Tampoco participan los colaboradores ni los equipos internos de las industrias, lo que demuestra su ausencia y distancia de la interacción. Recuperar el liderazgo y el protagonismo en la conversación son desafíos para los líderes del sector. Hoy es esencial analizar las conversaciones y descubrir cuáles son las comunidades y territorios relacionados con las temáticas y las áreas de actividad más importantes para el sector industrial y así participar en ellas y conectar con stakeholders que influyen en la percepción de la industria.
La reputación de cualquier sector está relacionada de forma directa con las acciones que involucran su vínculo con el medio ambiente, la sociedad y el buen gobierno. En este sentido, progresivamente existen grandes expectativas respecto del aporte y rol que ocupan las empresas en avanzar conjuntamente en base a la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Los retos ESG son un pilar fundamental para recuperar la confianza y eliminar los prejuicios que las comunidades responsabilizan al sector industrial. Las crisis se han reducido gracias a la tecnificación de las empresas, los principios de la economía circular, la generación de energías renovables y las estrategias que apuntan a fortalecer los criterios de ESG.
El reto de las compañías del sector industrial es adoptar desde el core del negocio la sostenibilidad, entender que es un camino, no un fin para seguir operando. En este sentido, es clave tener un compromiso real, medible y bien comunicado que muestre que las empresas han pasado de un check list operativo a una estrategia integral con impacto en todos sus stakeholders, innovando constantemente no solamente para generar más ingresos, sino para cumplir su rol detonador de crecimiento y expansión en la sociedad y, finalmente, comunicar desde ese lugar.
Fuente: Llorente y Cuenca