∙ La investigadora Viviana Urtuvia, de la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la PUCV, se adjudicó un proyecto Fondecyt de Iniciación para el estudio de nuevos polímeros biodegradables de origen bacteriano, amigables con el medio ambiente.
La crisis climática actual deja en evidencia el problema de la contaminación por plásticos que pueden permanecer por varias décadas en el ambiente, causando daño en los ecosistemas y la biodiversidad. Ante este escenario, surge esta investigación para el desarrollo de materiales alternativos que sí logran ser biodegradados.
Este proyecto Fondecyt, cuenta con 3 años para su ejecución, y busca fortalecer el desarrollo de la investigación en torno a los biopolímeros biodegradables. “Se centra en cómo se degrada y moviliza el polímero PHBV producido por la bacteria Azotobacter vinelandii OP, mediante el estudio de la degradación intra y extracelular y su impacto sobre el peso molecular de los materiales obtenidos, con el fin de realizar un estudio posterior de biodegradación”, explicó la investigación.
Agregó que el trabajo “servirá para evaluar las propiedades mecánicas del plástico obtenido, y para saber cuánto tiempo tardará en degradarse en el ambiente, además de cómo lo utiliza el microorganismo para seguir creciendo”.
Este nuevo material puede ser empleado para reemplazar a los plásticos de un uso, como bolsas y cubiertos, además de su aplicación como pesticida en ambientes de suelo, o también en el campo de la biomedicina, para la liberación de drogas, suturas, entre otros.
Para lograr esto, se trabajará con biorreactores en el laboratorio de Cultivos Celulares de la Escuela de Ingeniería Bioquímica en forma conjunta con el grupo del Dr. Álvaro Diaz, profesor de la Escuela de Ingeniería Bioquímica.
“Yo hice un estudio inicial con un plástico de PHB para saber cuánto tiempo se degradaba en contacto con el suelo, y el plástico logra degradarse en 120 días en condiciones controladas de humedad y pH. Los microorganismos que por naturaleza habitan en la tierra se adhieren al material, y empiezan a consumirla como fuente carbono, y así la degradan”, explicó la investigadora.
Fuente: PUCV.