Aterrizaron en Pudahuel en alguna aeronave proveniente de América del Norte y en tres años se han multiplicado exponencialmente, llegando a diversas comunas de la capital donde han infestado plazas y jardines. Actualmente, estos insectos, que se alimentan de plantas y árboles, están felices viviendo en el clima templado chileno sin depredadores naturales, a los cuales espantan químicamente. Por otra parte, si bien no deberían transmitir enfermedades, sí pueden causar reacciones alérgicas por picaduras o contacto directo. ¿Cómo manejarlos sin riesgo ante su inminente ingreso a las casas por el frío? Especialistas de la Universidad de Chile responden.
En algún vuelo proveniente de Norteamérica llegó este insecto que tiene a gran parte de la zona oriente de la capital, entre otras comunas, cubierta con su característico color rojo. Esa es la principal teoría, pues -según lo reportado por el entomólogo Eduardo Faúndez- los primeros hallazgos se realizaron en marzo de 2020 en la zona de Pudahuel, es decir, en los alrededores del aeropuerto.
El chinche del arce (Boisea trivittata) es un insecto hemíptero que se alimenta de plantas, específicamente Maple (Acer spp) y otros árboles emparentados como el Jaboncillo (Sapinus spp) en su lugar de origen, Estados Unidos y México. En la actualidad, se han consignado registros desde el sur de Canadá hasta Guatemala. Desde su aterrizaje en el país, colonizó rápidamente arces ornamentales que están presentes en plazas, jardines públicos, calles y también en jardines privados.
¿Por qué ha aumentado tanto su población? El Dr. Pedro Cattan, profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) de la Universidad de Chile y director del Diplomado de Postítulo Internacional en Manejo de Plagas Urbanas de esta unidad académica, explica que una de las razones es su sistema de defensa contra depredadores naturales.
“Las poblaciones de estos insectos son de difícil control por depredadores porque presentan defensas químicas que repelen los ataques. Esto probablemente influye en el crecimiento exponencial de ellas. Estos insectos presentan agregaciones muy notables, donde se mezclan adultos y ninfas. Los adultos se aparean y las hembras pueden producir más de 200 huevos en la estación. Es probable que este crecimiento pueda influir en la rápida dispersión de este chinche”, dice el profesor Cattan.
Este insecto se ha expandido desde Pudahuel a varias comunas de la Región Metropolitana, reportándose hallazgos en Cerro Navia, Lo Prado, Maipú, Santiago, Las Condes, Providencia y Ñuñoa, entre otras. Ha volado también hacia los alrededores de la capital, como la ciudad de Los Andes, en Valparaíso.
Preocupación por ingreso a viviendas
Los vecinos que han visto sus jardines y plazas invadidas por estos insectos están preocupados por el inminente acceso a los hogares cuando llegue el invierno y el chinche de arce busque refugio. Al respecto, el especialista de la Universidad de Chile plantea que este temor tiene sustento. “El ingreso a las casas es una realidad, porque buscan lugares protegidos y, por tanto, pueden situarse en grietas de pisos, en paredes, en suelos de jardines. Se ha descrito ingreso a casas en el Hemisferio Norte. Este ingreso, además, podría hacerse más frecuente si el cambio climático genera situaciones extremas en lugares de climas normalmente templados”, sostiene el profesor Cattan.
Coincide con esta advertencia la Dra. Jeannette Dabanch, infectóloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. “El chinche del arce tiende a buscar refugio para hibernación, por lo que busca ingresar a habitaciones. Por esto, es importante mantener un buen sello de ventanas y puertas”, recomienda.
Según reportan habitantes de Las Condes y Ñuñoa, estos bichos ya entraron a sus casas y temen por el contacto directo con niñas, niños, mascotas y otros miembros de la familia. El Dr. Cattán indica que si bien no se ha descrito ninguna transmisión de enfermedades y, en general, no pica a las personas ni a animales, sí existen casos de picaduras. “Se han visto casos de picaduras con efectos adversos, principalmente por la generación de respuesta antigénica que no suele ir más allá de una respuesta local en el sitio de la picadura”, afirma.
La Dra. Dabanch, en tanto, explica que “este insecto no constituye un riesgo conocido de salud para las personas porque, hasta ahora, no ha sido relacionado con la transmisión de agentes infecciosos”.
¿Qué podemos hacer frente a esta plaga?
Es difícil realizar un pronóstico de la evolución que tendrá esta plaga a largo plazo, dado que las condiciones climáticas afectan mucho a los insectos y, por lo tanto, frente a situaciones de extrema sequía podrían buscar nuevas fuentes de alimentación, lo que podría afectar a otros tipos de vegetales.
“Supuestamente, aves, arañas y -eventualmente- otros insectos podrían realizar control biológico, pero considerando los aumentos exponenciales de sus poblaciones en verano-otoño, es difícil pensar que esto sea suficiente. Además, se ha comunicado que este insecto tiene defensas antidepredatorias, por lo cual los eventuales consumidores lo evitarían”, advierte Cattan.
¿Cómo sacarlos? Los especialistas coinciden en recomendar que en los jardines se aspire tanto al chinche como las hojas de los árboles contaminados, eliminar los frutos del suelo, quitar la hojarasca y tapar todo tipo de grietas en paredes de patios o jardines. Se ha propuesto rociar las agrupaciones del chinche con soluciones jabonosas, pero aún no hay antecedentes comprobados de su utilidad.
“Lo mejor es eliminar todo aquello que pueda transformarse en refugio. Si desaparece en invierno, lo más razonable es cerrar todo tipo de hoyos, perforaciones, rotura de zócalos, eliminar malezas y hierbas para evitar que encuentre refugios apropiados. No se recomienda fumigaciones con insecticidas por el daño ambiental que estos producen, tanto por contaminación como por el daño a otros insectos”, agrega el profesor Cattan.
En esta labor de erradicación, además, es importante usar protecciones en manos y rostro, idealmente. “Para la eliminación es importante evitar el contacto directo del insecto con la piel, ya que esto podría generar reacciones alérgicas”, advierte por su parte la médica del Hospital Clínico de la U. de Chile.
Fuente: Universidad de Chile.