- La llegada de la Semana Santa dispara el consumo de pescados y mariscos. Por lo mismo, es importante tener claridad de las características óptimas que deben cumplir estos alimentos y así evitar riesgos de intoxicación u otras enfermedades.
Comer productos del mar en Semana Santa es una tradición que trasciende lo religioso y el fin de semana largo se transforma en la mejor excusa para variar el menú. Sin embargo, la alta demanda por alimentos marinos puede provocar que pasemos por alto algunas consideraciones a la hora de elegir el mejor pescado y el marisco más fresco.
Lo primero que debemos tener en cuenta para evitar malos ratos al preparar estos platos, es que su compra se realice en lugares establecidos y autorizados, ya que esto nos asegura que se respete la cadena de frío y las condiciones mínimas de conservación, de acuerdo con la académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Talca, Paula Contreras Rebolledo.
La especialista explicó que, al realizar la compra, debemos fijarnos que estén dispuestos sobre hielo y sin sus vísceras para evitar cualquier tipo de contaminación.
A esto se suma que, es fundamental estar atentos a las características organolépticas del pescado, es decir, que posea “una piel rígida, firme y brillante. Que cuente una pigmentación definida, que sea bien colorida, no opaca y que tenga una escasa mucosidad transparente y no pastosa”.
“Al presionar la piel del pescado con el dedo, esta debe volver a su forma original rápidamente, el abdomen no debe estar hinchado, los ojos deben ser brillantes y las pupilas negras”, destacó la profesora Contreras.
La profesional precisó que, los ojos son uno de los indicadores más precisos de cuan fresco está el pescado, por eso hay que prestar mucha atención a que no estén hundidos ni opacos. En el caso de sus escamas, éstas deben estar firmes y las agallas deben contar con un rojo intenso.
En relación con los mariscos, los resguardos a la hora de su compra y consumo son similares a los de los pescados. Sin embargo, subrayó la académica, los bivalvos -como las machas, choritos o almejas- si se encuentran con sus conchas abiertas, ya no son aptos para el consumo.
Fuente: U. de Talca