Académicos de la Universidad de Santiago reflexionan sobre un ítem que genera controversia en organizaciones gremiales.
Con algarabía se celebró en el Gobierno la aprobación del proyecto de las 40 horas en la Cámara de Diputadas y Diputados y que ahora quedó listo para convertirse en ley.
Sin embargo, algunas organizaciones gremiales han mostrado su preocupación en algo que denominan “letra chica”: la flexibilidad laboral. Sostienen que las 40 horas ya no serán en la semana sino en promedios en un ciclo de 4 semanas.
“El grado de flexibilidad que se emplea no es necesariamente terrible, hay aristas que siempre pueden ser revisadas pero que atienden a un objetivo principal”, sostuvo René Fernández, economista y académico de la Usach.
La también economista y académica de la U. de Santiago, Marcela Vera, tiene una visión distinta. “Esto constituye una disminución en los derechos de los trabajadores puesto que el empleador podría organizar el tiempo que se utilizan en cada una de las semanas”, advierte.
“La flexibilidad laboral es un diseño jurídico que permite al empresariado generar una precarización de las labores de los trabajadores, con una afectación sobre sus salarios, tipos de beneficios, horas extras o vacaciones. O en definitiva algún otro tipo de apoyo social que se le pueda destinar al trabajador”, explicó.
Por su parte, Fernández señala que hay otros temas para poner especial atención. “Hay una arista que para compensar las bajas remuneraciones en ciertos trabajos, el trabajador usará ese tiempo libre para complementar labores y no lo dejarán para el esparcimiento, creándose más subempleos”, cerró.
Fuente: Usach.