La muerte de Manuel Contreras significa sólo la muerte de una de las cabezas visibles de una política sistemática de violaciones a los derechos humanos y represión de la dictadura cívico militar que gobernó durante 17 años nuestro país. Ha muerto un hombre que encarnó la maldad y la crueldad como pocos seres humanos en la historia de la humanidad.
Manuel Contreras se hizo cargo, diseñó y ejecutó la política de exterminio de quienes se opusieron a Pinochet y a su Dictadura, cumpliendo con ello el cometido que el mismo dictador le encomendó. Ambos utilizaron a las Fuerzas Armadas y a Carabineros para satisfacer la ambición de Pinochet de perpetuarse en el poder, y erradicar toda resistencia al modelo de sociedad que la Junta Militar y la derecha económica compartieron.
Mi pregunta moral y ética es quien pagará los 500 años de pena por los que fue condenado Manuel Contreras por los múltiples crimenes que ordenó, cometió, y con los cuales destruyó a miles de familias. Es acaso Contreras un demente que disparó a mansalva en un colegio norteamericano? O se trata de alguien que respondía a un mando, especificamente al mando del dictador, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Nadie puede negar que las Fuerzas Armadas se unieron a esta política, en consecuencia, como institución, son responsables frente a la justicia, a la historia y por ende frente a todos los chilenos. Ha llegado el momento de que las Fuerzas Armadas, Carabineros de Chile y la Policía de Investigaciones recuperen su honor ante la sociedad chilena. Que demuestren si nos pertenecen a todos los chilenos o principalmente a quienes colaboraron con la Dictadura. Que demuestren si abrigan o no la convicción del respeto irrestricto de los valores democráticos y de los DDHH.
Nuestra sociedad enfrenta la peligrosa encrucijada de constatar si las FFAA y Carabineros, por sobre todo el Ejército de Chile, están o no sometidas al Estado de Derecho y a la autoridad civil. Hasta ahora el Ejército ha demostrado lo contrario, pues sigue honrando a los asesinos y protegiendo a muchos de los que mataron y torturaron… la sociedad civil ya no aguanta más.
Me preocupa que el gobierno nos diga que Contreras se ha llevado a su tumba información valiosa para hacer verdad y justicia !Eso no es así ! Contreras era el brazo ejecutor, el mas importante, pero no el ùnico, era uno más dentro de la institucionalidad de exterminio de las Fuerzas Armadas. Todos sabemos que el Ejército, como las Fuerzas Armadas, son instituciones que funcionan de manera jerárquica, de forma vertical y muy ordenadas.
El caso de Rodrigo Rojas y de mi persona es una muestra clara de ello, en él se ha hecho evidente, una vez más, que hay información y que ellos la entregan sólo en la medida en que son descubiertos. Esto es un proceder inmoral y no ético. La evidencia nos muestra que desde el dictador, pasando por sus ministros (Garcia, Carvajal, Cuadra y otros), el general Santiago Sinclair, oficiales miembros de las Fuerzas Armadas y tambien civiles, conspiraban para ocultar la verdad y quedar en la impunidad.
No podemos permitir que el Ejército siga en esa posición… es la autoridad civil quien tiene las facultades para cambiar la indiferencia de sus mandos ante la evidencia de su complicidad actual con quienes mataron e infligieron crueldades indescriptibles a miles de chilenos.
Así como el Ejército se organizó y gastó millones de pesos en encubrir el crimen cometido contra Rodrigo Rojas De Negri y mi persona, así lo hizo y lo sigue haciendo con miles de compatriotas violentados…. La inmoralidad y la cobardía ya son intolerables al interior del Ejército de Chile…
Llamo a los cobardes que siguen en sus filas a marcharse y asumir su reponsabiliad y dejar sus cargos a soldados valientes y honorables que deben haber en sus filas, para volver a creer y respetar al Ejército de O’Higgins y Carrera.
Es vergonzoso para Chile y las Fuerzas Armadas que el dictador y Contreras murieran con rango de general, genocidas que han atentado contra la humanidad. Resulta impresentable y vergonzoso que la biblioteca de la Escuela Militar lleve el nombre de Augusto Pinochet, sin mencionar otros tantos lugares y objetos que rinden homenaje a genocidas.
Exijo que el Ministro de Defensa emita un decreto prohibiendo toda apologia al dictador y violadores a los DDHH.
Es la única manera para que la civilidad recupere la confianza en sus instituciones, y que el Ejército no mire más a su pueblo como enemigo interno al que hay que atacar.
Carmen Gloria Quintana
Santiago, 10 de agosto 2015
Fuente: Programa de Derechos Humanos, Ministerio del Interior.