- Existen alternativas para combatir esta condición, las cuales ofrecen esperanza y mejoras significativas en la vida cotidiana de los pacientes, teniendo en cuenta que es una enfermedad que puede tener un impacto severo en la salud mental.
La psoriasis es una patología autoinmune y sistémica, que complica la calidad de vida de quienes la padecen. Es más, según la Fundación Nacional de Psoriasis de Estados Unidos[1], esta enfermedad no solo afecta a la piel, sino que impacta directamente en la salud mental de los pacientes, siendo ellos más propensos a desarrollar trastornos como ansiedad y depresión.
En Chile, esta afección se manifiesta en cerca de 400 mil personas, según el Atlas Global de Psoriasis[2]. Sin embargo, en los últimos años se han visto avances significativos en la comprensión de esta patología, y en el desarrollo de tratamientos para combatir sus síntomas.
“Considerando que estamos hablando de una condición que no tiene cura, los esfuerzos para seguir abordándola y poder tratar sus características han sido inagotables, no obstante han traído resultados prometedores, explica el dermatólogo y profesor asociado de la Universidad de Chile, Javier Arellano.
Es importante que quienes padecen esta enfermedad o sospechan tenerla acudan al médico especialista para recibir un tratamiento oportuno, según su nivel de gravedad. Así lo indica el especialista, quien sostiene que “hay que remarcar que los tratamientos deben ser personalizados según las necesidades individuales de cada paciente. Cada caso debe ser evaluado”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS)[3] algunos de los tratamientos más comunes para abordar la psoriasis son:
- Tratamientos tópicos: consisten en cremas, ungüentos o lociones, que se aplican directamente sobre la piel afectada. Estos pueden ayudar a reducir la inflamación, aliviar los síntomas y acelerar la cicatrización de las lesiones. Derivados de la vitamina D e inhibidores de la calcineurina son ejemplos comunes de este método.
- Fototerapia: se utiliza mediante la exposición controlada a luz ultravioleta. La radiación ultravioleta B (UVB) y la terapia con luz ultravioleta A (UVA) combinada con psoraleno (PUVA) son dos enfoques comunes de fototerapia que pueden proporcionar mejoras significativas en los síntomas.
- Terapias sistémicas convencionales: son para casos más severos de psoriasis y suelen ser administradas por vía oral o inyectable. Los medicamentos sistémicos actúan en todo el cuerpo para suprimir la respuesta inmunológica responsable de la inflamación y la proliferación de las células de la piel. Un tratamiento sistémico bien ejecutado, tomando en cuenta los avances más recientes, puede repercutir de manera positiva en la calidad de vida de quienes presentan un cuadro de psoriasis severa.
- Terapias biológicas: a través de medicamentos biológicos. Los remedios están diseñados para bloquear moléculas específicas del sistema inmunológico que desempeñan un papel clave en el desarrollo de la enfermedad. Los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), los inhibidores de interleucina (IL)-17, IL-23 e IL-12/23 son ejemplos de terapias biológicas para este caso.
[1] Fundación Nacional de Psoriasis de Estados Unidos (https://www.psoriasis.org/life-with-psoriasis/)
[2] Mapa de prevalencia – Atlas Global de la psoriasis (https://www.globalpsoriasisatlas.org/en/explore/prevalence-heatmap?compareTab=true&country=CHL)
[3] Organización Mundial de la Salud (OMS) (https://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/EB133/B133_5-sp.pdf)
Fuente: Extend