Estudio del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile y del Núcleo Milenio sobre Movilidad Intergeneracional estudió a parejas de mellizos mixtos para analizar su rendimiento en el SIMCE y en la prueba de admisión a la educación superior (PSU).
Mellizos
Los resultados mostraron que en matemáticas los hombres obtienen mejores puntajes SIMCE que las mujeres y que esta brecha crece en la PSU. En lenguaje, en tanto, las mujeres superan a sus pares hombres en la prueba SIMCE. Sin embargo, en la PSU la brecha se revierte favoreciendo a los hombres.
Mellizos
“Una de las medidas, por ejemplo, que apunta en el sentido correcto es la existencia de dos oportunidades en el año para rendir la PAES (Prueba de Acceso a la Educación Superior), que disminuye la presión que se produce al tener solo una oportunidad al año para rendir esta prueba”, plantea la profesora Alejandra Mizala sobre los resultados de este estudio.
¿Hasta qué punto las pruebas competitivas de altas consecuencias, como los exámenes de ingreso a las universidades, aumentan las brechas de género en rendimiento educacional? Esto fue lo indagó un estudio desarrollado por investigadores del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile y del Núcleo Milenio sobre Movilidad Intergeneracional, trabajo que analizó cómo estas pruebas afectan el desempeño de hombres y mujeres.
El equipo utilizó datos de parejas de hombres y mujeres mellizos para comparar sus resultados en la prueba SIMCE de 2° Medio, test no competitivo, y en la Prueba de Selección Universitaria (PSU), que es competitiva y tiene altas consecuencias, si bien ambas pruebas miden los conocimientos del currículo escolar de los y las estudiantes. Este enfoque permitió comparar a estudiantes que provienen de un mismo hogar y poseen la misma edad, pero que son de distinto género.
Utilizando un modelo econométrico, el equipo estimó el puntaje predicho en el SIMCE de 2° Medio y la PSU de estudiantes con características promedio en todas las variables consideradas, esto es, rendimiento escolar, establecimiento educacional donde estudiaron y nivel socioeconómico, entre otros, quienes solo difieren en su género. Los resultados mostraron que en matemáticas los hombres obtienen mejores puntajes SIMCE que las mujeres y que esta brecha crece en la PSU. En lenguaje, en tanto, las mujeres superan a sus pares hombres en la prueba SIMCE. Sin embargo, en la PSU la brecha se revierte favoreciendo a los hombres.
Adicionalmente, el equipo de investigadores separó a las y los estudiantes según su nivel de rendimiento académico previo, encontrando que el efecto negativo de las pruebas competitivas en las mujeres creció en las estudiantes de mayor rendimiento en matemáticas. En otras palabras, el efecto en la PSU de matemáticas se explica, en mayor medida, por la brecha que se produce en las estudiantes de mejor rendimiento. En lenguaje, por otra parte, pese a que ellas tenían un rendimiento superior en SIMCE, todas las estudiantes bajan sus resultados en la PSU, independiente de su rendimiento escolar.
“Esto indica que las pruebas competitivas afectan negativamente a las mujeres, incluso en áreas donde estas suelen tener mejor desempeño, como lenguaje, debido posiblemente a los estereotipos de género”, sostiene Catalina Canals, investigadora del CIAE de la U. de Chile y una de las autoras del estudio. En efecto, estudios previos han mostrado que, debido a los estereotipos de género, las mujeres tienden a estar menos dispuestas a competir y a correr riesgos que los hombres, y además su desempeño se ve perjudicado en contextos donde hay restricciones de tiempo.
“En el caso de matemáticas, las pruebas competitivas afectan de forma negativa especialmente a las mujeres de mayor rendimiento, porque estas tienen una autoconfianza más baja que sus homólogos masculinos. Esto probablemente se deba al estereotipo social de que las matemáticas son un campo masculino”, indica Alejandra Mizala, Prorrectora de la U. de Chile, investigadora del CIAE y autora de este estudio, quien explica que esto significa que es más probable que las alumnas sobresalientes en matemáticas estén más expuestas al estereotipo social, por ejemplo, al recibir comentarios como ‘tu desempeño es impresionante para ser mujer’. “Esto puede socavar la confianza de las mujeres en sí mismas, hacerlas sentir fuera de lugar y disminuir sus expectativas de éxito en dicho campo”, indica la académica.
Por esto, las y los autores del estudio recomiendan que las brechas de género en las pruebas competitivas sean consideradas en la sala de clases y en las políticas educacionales. “Una de las medidas, por ejemplo, que apunta en el sentido correcto es la existencia de dos oportunidades en el año para rendir la PAES (Prueba de Acceso a la Educación Superior), que disminuye la presión que se produce al tener solo una oportunidad al año para rendir esta prueba”, precisa Mizala.
A nivel escolar, otras medidas recomendadas pueden ser utilizar materiales educativos que eviten los estereotipos de género, priorizar la realización de varias evaluaciones de baja ponderación por sobre exámenes de alto impacto, y considerar intervenciones que enseñen a sus estudiantes a manejar el estrés y la ansiedad asociados a competir, agrega Canals.
Fuente: U. de Chile