A pesar de que a esta alternativa se le atribuyen propiedades como reducción de enfermedades crónicas, mejoras en la salud dental, piel y pelaje de las mascotas, poco se conoce del impacto negativo en la salud de los tutores.
Si bien actualmente las comidas secas para mascotas son las preferidas y representan el 70% del mercado global, cada vez aumenta más el interés por dietas alternativas y menos procesadas. Como es el caso de BARF, o dieta cruda, que se ha puesto de moda como una opción de alimentación más natural para las mascotas, popularizándose entre propietarios que buscan evitar las comidas procesadas.
La dieta BARF (Biologically Appropriate Raw Food o Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada) consiste en alimentar a perros, gatos y otros animales domésticos con una dieta basada en ingredientes crudos, principalmente carne y huesos, presentándose como una alternativa más natural con múltiples beneficios para las mascotas. Sin embargo, la evidencia científica no parece respaldarla.
Según Rodrigo Pulgar Águila, Profesor de Medicina Veterinaria de la Universidad Santo Tomás, especialista en nutrición y alimentación animal, “no hay evidencia de que las dietas en base a carne cruda proporcionen beneficios para la salud de las mascotas en comparación con las dietas cocidas caseras o comerciales” y aunque no indica riesgos potencialmente graves para animales sanos, sí advierte un riesgo de salud pública para las personas.
¿Riesgos o beneficios?
Dentro de los beneficios que los tutores de mascotas buscan en la dieta BARF, se encuentra la posibilidad de controlar los ingredientes y cantidades proporcionadas, en contraste al alimento procesado tradicional. Además, se le atribuyen propiedades para reducir enfermedades crónicas, mejorar la salud dental, piel y pelaje de las mascotas. Incluso, algunos afirman que tiene efectos positivos en el comportamiento.
“Teóricamente si no hay tratamiento térmico, no hay alteración de las proteínas y las enzimas permanecen intactas, lo que mejoraría la digestión y absorción. Además, se producirían cambios en la flora intestinal que, unidos al contacto con los microorganismos de la carne, reforzarían la respuesta inmune. No obstante, todos estos beneficios son anecdóticos, sin estar ciertamente respaldados”, asegura el especialista de la UST.
Sin embargo, de lo que si existen datos concretos es sobre los posibles efectos negativos de la dieta BARF sobre los humanos. De acuerdo con Rodrigo Pulgar, “desde el 2010 se han reportado casos de presencia de Salmonella y Escherichia coli en fecas de perros alimentados con dietas crudas comerciales o caseras, siendo muchos de estos casos asintomáticos para las mascotas, pero constituyendo un riesgo para la transmisión de enfermedades a las personas”.
Además, “al consumir este tipo de alimentación cruda, los gatos y perros son más propensos a que se complete el ciclo de algunos parásitos, como Toxoplasma en gatos y Sarcocystis en perros, por lo que no se recomienda implementar la dieta BARF en hogares con humanos o animales inmunocomprometidos ni en animales utilizados en terapias con personas”.
Alternativas más seguras
Si lo que se busca es una alimentación más natural y equilibrada, el especialista de la Universidad Santo Tomás sugiere dietas basadas en ingredientes cocidos “como los utilizados en la alimentación humana, es decir carnes, verduras, hortalizas, tubérculos y cereales”. Pero, agrega que, “estas dietas deben ser formuladas según los requerimientos específicos del paciente y supervisadas por especialistas”.
Desde este punto de vista práctico, las comidas procesadas representan una gran ventaja. Son fáciles de obtener y están formuladas para cumplir con todos los requerimientos alimenticios de una especie y etapa de desarrollo determinada. Sin embargo, sus desventajas están relacionadas con las distintas calidades que se ofrecen en el mercado, por lo que podría ser necesaria la ayuda de un especialista para elegir el mejor alimento de acuerdo con las necesidades de cada caso.
Finalmente, para aquellos tutores de mascotas que opten con mantener una dieta basada en alimentos crudos como la BARF, Rodrigo Pulgar recomienda informarse bien sobre los riesgos asociados al consumo de este tipo de alimentos y capacitarse lo mejor posible para mantener las medidas higiénicas adecuadas, evitando cualquier potencial efecto negativo para los humanos y las mascotas.
Fuente: Simplicity.