● Rolando Pardo, jefe del Departamento de Prevención de Incendios Forestales de
Conaf, entrega un listado sobre comportamientos adecuados que pueden seguir las
personas en esta temporada estival.
● Desde Greenpeace, en tanto, piden a las autoridades nuevos planes de manejo
territorial y límites al monocultivo de árboles, cuyas condiciones favorecen la
ocurrencia de incendios y agravan la crisis hídrica.
Enero, 2024. Enfrentamos una ola de calor y con el alza de la temperatura, sube el riesgo
de ocurrencia de incendios forestales y megaincendios, que en años anteriores han sido
altamente destructivos: el de Valparaíso en 2014, por ejemplo, destruyó 2.900 viviendas y
dejó 12.500 damnificados; en el de Santa Olga, el 2017, las llamas consumieron 2.500
casas y hubo más de 8.000 damnificados; y en Santa Juana, el año pasado, se quemaron
904 viviendas y hubo 4.773 damnificados. Entre los 3, suman más de 6.300 hogares
quemados y 25.273 personas afectadas.
Para evitar nuevas tragedias de esta magnitud, desde Greenpeace están realizando un
llamado a la prevención. “Por las características ambientales que estamos viviendo, de
cambio climático, sequía y alza en las temperaturas, sumado a que nuestras zonas rurales
están captadas por los monocultivos que facilitan la ignición, hay muchas más condiciones
que favorecen la propagación y aumento en la magnitud del fuego. Mientras estas variables
no cambien, será tarea de todos evitar conductas que puedan dar origen a un incendio”,
dice Silvana Espinosa, vocera de Greenpeace.
Acción Humana
Según cifras de la Conaf, en Chile, el 99,7% de los incendios forestales ocurre por acción
humana de los cuales, un 70% tiene origen en actividades negligentes o accidentales
(quema de pastizales fuera de temporada, fogatas, etc) y un 28% a causas intencionales
(objetivos económicos, patologías, reivindicaciones) y solo un 1% a causas naturales.
A esto hay que sumar las características de la vegetación de nuestras zonas rurales. “Un
50% de la superficie quemada producto de megaincendios en Chile en el periodo 1985-
2018, estaba cubierta por plantaciones forestales, principalmente de pinos y eucaliptos, los
que funcionan como un potente combustible para el fuego. En paralelo, sólo un 20% de
bosque nativo, 17% de matorral y un 8% de pastizal, se vieron también afectados por este
fenómeno”, agrega Espinosa.
Con todas estas condiciones en contra, ¿Cómo lo pueden hacer las personas para
protegerse? Acá algunos consejos de Conaf.
1) Separar de las casas el material inflamable: Rolando Pardo, jefe del Departamento de
Prevención de Incendios Forestales de este organismo, aconseja quitar combustibles y
material inflamable del entorno más cercano de las casas, como techo, ventanas y paredes,
y dejarlos a una distancia de al menos dos metros. “Las sillas de playa, balancines, juegos
de terraza, etc, que sean de plástico y metal, no deben estar junto a las paredes. Tampoco
los balones de gas, los bidones con combustible, la paja del trigo o la leña”, detalla.
El especialista explica que este tipo de materiales “transfiere calor a corta distancia, por
radiación. Es decir, que frente al fuego directo, calienta más rápido las superficies de su
entorno cercano lo que favorece la propagación de las llamas. Por eso, entre más grande
sea el material inflamable, más amplia debe ser la distancia de su ubicación con respecto a
la vivienda”, explica.
2) Mantener el techo limpio: Pardo explica que en un incendio, las llamas forman
columnas de convección que ascienden el calor, las que en combinadas con el viento,
liberan material encendido (llamado pavesas) por el cielo que podría caer sobre las casas.
“De ahí el llamado insistente a mantener los techos limpios y libres de basura. No se debe
usar como espacio para almacenar plásticos u otros materiales inflamables como palos o
plásticos, o dejarlo con las hojas secas de la temporada anterior, porque todo eso puede
propagar el incendio hacia la casa”, detalla.
3) Ramas que no se toquen entre sí: el jefe del Departamento de Prevención de Incendios
Forestales, dice que las ramas de los árboles cercanos a la casa no se deben tocar entre sí
o a la vivienda. “Esta acción lo que busca es evitar que las llamas se pasen a la
construcción y para ello, la vegetación debe tener una distancia entre sí. De esta forma, si
un árbol se quema, no traspasará el fuego al de al lado por contacto y evita que éste se siga
propagando. Lo mismo con el pasto y los materiales. El objetivo es evitar que las llamas
tengan continuidad”, detalla.
Y afirma que no se trata de “eliminar vegetación, como ocurre en el caso de los cortafuegos
convencionales, en los que se construyen una zanja libre de materia orgánica que llega
hasta el suelo mineral -que acarrea otros problemas en invierno-, si no de un manejo
correcto de la misma para evitar la transferencia del fuego y el calor”, explica.
4) Construcciones en pendiente libres de vegetación: Rolando Pardo dice que en los
únicos casos que se recomienda cortar árboles y vegetación es en el entorno cerca de
viviendas en pendientes, por la columna de convección “que eleva las llamas y precalienta
la vegetación combustible, facilitando la propagación del fuego”.
5) Cuidado con las herramientas: el especialista de Conaf dice que en el último tiempo
han visto incendios cuyo origen está en las nuevas construcciones por parcelaciones. “Son
los mismos propietarios, o maestros sin calificación, los que levantan las casas con
instalaciones eléctricas defectuosas que luego causan incendios. O que usan herramientas
como galleteras, máquinas soldadoras y cortadoras de metales, que tiran chispas que
entran en contacto con otros materiales combustibles, como la maleza, en horarios de
mucho calor, facilitan la ocurrencia de incendios”, cuenta. Pardo reconoce, además, que se
trata de una población compleja, porque “no habita sus casas de forma habitual y es muy
difícil encontrarlos para educarlos en la prevención”, confiesa.
De ahí, que su consejo sea siempre hacer estos trabajos acompañados por alguien que
esté siempre vigilando el entorno y sea capaz de reaccionar rápido frente al fuego. “Cuando
un fuego supera los cien metros cuadrados, va a decir diez por diez, es prácticamente
imposible que una persona lo pueda controlar”, asegura.
Por último, el especialista de la Conaf recomienda no usar fuentes de calor cerca de la
vegetación entre las 11 de la mañana y las 18 de la tarde, en verano, y denunciar
comportamientos sospechosos, como la quema de pastizales, llamando al teléfono 130. En
el siguiente link se puede consultar material dispuesto por este organismo: Pequeñas
acciones crean grandes efectos
Estos consejos responden a acciones que cada persona, de forma individual o comunitaria,
puede realizar para evitar incendios. Sin embargo, desde Greenpeace también realizan un
llamado a la autoridad, para poner freno a algunas de las condiciones que favorecen este
fenómeno. “Requerimos una política que ponga límites a la expansión del monocultivo que
(además de favorecer la propagación de incendios) contribuyen a la crisis hídrica por el alto
consumo de agua que requiere su crecimiento. Y avanzar en una política de Ordenamiento
Territorial que favorezca la diversificación del paisaje y la protección de los ecosistemas que
nos ayudan a resguardar los equilibrios fundamentales del medio ambiente”, dice Silvana
Espinosa.
Fuente: Greenpeace.