El estudio reveló que una parte importante de los estudiantes de 8° básico tiene problemas de obesidad o sobrepeso, además de condiciones físicas poco adecuadas para su edad.
El Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad, Carlos Henríquez, entregó hoy los resultados del Estudio Nacional de Educación Física y llamó a los establecimientos educacionales a hacer una alianza con los padres para mejorar la condición física de los estudiantes.
“Es necesario que las escuelas y las familias de todos los estudiantes hagan una alianza para promover la vida activa y así asegurarnos de que todos los niños y niñas tengan en el futuro una salud compatible con su proyecto de vida”, dijo Carlos Henríquez.
Agregó que “los principales resultados dan cuenta de que un importante grupo de los estudiantes que participaron en el estudio presenta sobrepeso u obesidad y, en la mayoría, se observa escasa fuerza y flexibilidad. Dada esta situación es urgente mejorar los hábitos de vida activa de nuestros niños como país”.
El objetivo de este estudio es medir la condición física de los estudiantes de 8° básico y se aplicó entre el 17 de noviembre y el 5 de diciembre de 2014, a 9.919 estudiantes de 370 establecimientos de todo el país.
Principales resultados
El Estudio Nacional de Educación Física está compuesto por múltiples áreas: antropometría, rendimiento muscular, flexibilidad, resistencia aeróbica y rendimiento cardiovascular, y potencia aeróbica máxima.
El Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación señaló que 4 de cada 10 estudiantes presenta sobrepeso u obesidad y 2 de cada 10 un perímetro de cintura que nos indica riesgo cardiovascular y metabólico. “La mayoría de los estudiantes necesita mejorar la fuerza muscular de las extremidades superiores e inferiores; su flexibilidad y su condición aeróbica y resistencia cardiovascular”, puntualizó.
En ese sentido, explicó que estos resultados muestran algunos problemas actuales de la condición física en los estudiantes, que debemos resolver, porque pueden afectar su desarrollo físico, social y mental en el futuro. “La condición física de un estudiante determina su calidad de vida en la adultez, pues está asociada a la prevención o desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles como hipertensión y diabetes”.
La Antropometría se establece a través de la medición del Índice de Masa Corporal (IMC) y del perímetro de cintura. Es importante esta información ya que en la medida que una persona incrementa su IMC de rango normal a sobrepeso u obesidad, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y dislipidemia (aumento de colesterol en la sangre). El perímetro de cintura permite identificar el riesgo cardiovascular y metabólico de los estudiantes.
Del total de los estudiantes evaluados, el 59 % tiene un IMC normal, mientras que el 41 % muestra sobrepeso u obesidad. En cuanto al perímetro de cintura, el 80 % no presentaría riesgo cardiovascular y metabólico, contrario al 20 % restante.
El rendimiento muscular se evaluó a través de tres pruebas: abdominales cortos, salto largo a pies juntos y flexo-extensión de codos. Estas mediciones permiten conocer el riesgo de los estudiantes de presentar alteraciones músculo-esqueléticas y fatiga precoz.
Los abdominales cortos permiten evaluar la fuerza de la musculatura flexora del tronco. En esta prueba, del total de estudiantes, 79 % tiene una resistencia muscular aceptable, mientras que el 21 % necesita mejorar este componente físico.
El salto largo a pies juntos permite evaluar la fuerza explosiva del tren inferior. En este examen, el 25 % se encuentra en la categoría destacado; 14 % aceptable y 61 % en necesita mejorar.
La prueba de flexo-extensión de codos permite evaluar la fuerza extensora de la musculatura del codo. En esta prueba, el 8 % de los estudiantes se encuentra en la categoría destacado, 5 % en aceptable y 87 % en necesita mejorar.
Para medir la flexibilidad se aplicó la prueba de flexión de tronco adelante. Esta prueba permite que los estudiantes tengan menos dificultades para moverse, así como una mejor postura corporal, y disminuya la probabilidad de presentar lesiones musculares, por ejemplo.
En esta evaluación, el 22 % se encuentra en la categoría destacado, 12 % en aceptable y 66 % necesita mejorar su flexibilidad.
La resistencia aeróbica y rendimiento cardiovascular fue medida a través del test de Cafra, el que permite detectar alumnos que tengan riesgos cardiovasculares. En esta prueba, el estudiante debe caminar (no trotar ni correr) manteniendo una velocidad constante durante 3 minutos. Al término de la prueba se controla y anota la frecuencia cardiaca; si al finalizar el alumno tiene una frecuencia igual o mayor a 160 puls./min, posteriormente no rinde el Test de Navette.
En el test de Cafra el 86 % de los estudiantes se encuentra en la categoría aceptable y el 14 % en necesita mejorar (no rinde Navette).
La potencia aeróbica máxima se mide con el test de Navette, en el que los estudiantes se desplazan aumentando la velocidad e intensidad. En esta prueba, el 6 % se encuentra en la categoría destacado; 26 % en aceptable y 68 % en necesita mejorar. Si se considera el 14 % de los estudiantes que no rindió esta prueba porque no aprobó el test de Cafra, los porcentajes de distribución de cada categoría varían a 5 % en destacado, 23 % en aceptable, 58 % en necesita mejorar, además del 14 % sin clasificación por Cafra, lo cual eleva la necesidad de mejorar el desempeño del 72 % de los estudiantes.
Factores asociados
En el Estudio Nacional de Educación Física se identificaron tres factores que en los análisis resultaron estar asociados a la condición física de los estudiantes:
– Autovaloración del estudiante para la actividad física.
– Horas de actividad física fuera del establecimiento.
– Hábitos de vida activa.
Al analizar estos tres factores, si se compara un establecimiento que está dentro del 20 % de mejor rendimiento en los tres indicadores mencionados, con uno que está en el 20 % de peor resultado, se encuentra que en el primer grupo hay hasta 19 % más de estudiantes que logran nivel aceptable o destacado en los test físicos, lo que equivale a casi 5 estudiantes más con buenos resultados.
El Secretario Ejecutivo de la Agencia explicó que “al mejorar estos tres elementos que resultan importantes como factores asociados, un establecimiento puede presentar 19% más de estudiantes con resultados satisfactorios en las pruebas de resistencia aeróbica, rendimiento cardiovascular y potencia aeróbica”.
Respecto de los grupos socioeconómicos, la Agencia de Calidad detectó que las mayores diferencias se dieron en el IMC, donde el GSE alto tiene 16 % más de estudiantes con un IMC normal; en perímetro de cintura, donde el 10 % de los estudiantes del GSE alto tienen riesgo vascular, frente al 24 % del GSE bajo; y en salto largo a pies juntos, donde el GSE alto tiene 25 % más de estudiantes en un nivel destacado.
En cuanto a los resultados según género, se consideró la cantidad de hombres y mujeres en las categorías que en cada prueba indican un rendimiento satisfactorio. En términos de rendimiento muscular, los hombres presentan mejores resultados que las mujeres (se consideran las categorías aceptable y destacado). Es por esto que Henríquez instó a las escuelas a “tomar medidas de acción para que las mujeres mejoren este componente de la condición física”.
En los resultados de flexibilidad, un mayor porcentaje de mujeres logra un rendimiento destacado o aceptable en comparación con los hombres.
Por último, en los test de Cafra y Navette un mayor porcentaje de hombres logra un rendimiento satisfactorio (desatacado o aceptable).
“Si analizamos los resultados alcanzados por hombres y mujeres en las pruebas, es posible concluir que los hombres logran resultados satisfactorios en todas las pruebas, excepto en la prueba que mide flexibilidad”, explicó Henríquez.
Recomendaciones para el Sistema Educativo
En la Agencia de Calidad entregaron también una serie de recomendaciones para mejorar la condición física de nuestros niños y niñas.
Se aconsejó a los equipos directivos implementar estrategias para fomentar los hábitos de vida activa y la actividad física de los estudiantes en la escuela; promover el sentido de responsabilidad compartida escuela-familia para el desarrollo de hábitos alimenticios, de vida activa y autocuidado; y realizar talleres donde se destaque la importancia de los hábitos de vida activa para el desarrollo cognitivo y sus beneficios para la salud.
A los docentes de educación física se les recomienda planificar las clases considerando un trabajo diferenciado para los estudiantes, según su condición física y género; así como un buen aprovechamiento del tiempo asignado; cumplir un rol preventivo ante la eventual presencia de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares de los estudiantes, y difundir y promover hábitos de vida activa entre los estudiantes.
Los padres y apoderados también tienen responsabilidad, es por esto que en la Agencia de Calidad recomendaron fomentar los hábitos de vida activa; evitar el sedentarismo de los niños promoviendo actividades en espacios públicos como plazas y parques; realizar actividad física o practicar deportes con los estudiantes fuera del horario escolar; y fomentar una alimentación sana y equilibrada en el hogar (alto consumo de agua, consumos diario de frutas y verduras, entre otros).
Fuente: Agencia de Calidad de la Educación.