Conducidos por Víctor Orellana (NodoXXI) y junto al flamante presidente de la Feuc, Daniel Gedda, al connotado abogado constitucionalista Fernando Atria y los directivos del Compromiso por una Nueva Educación, el rector Aldo Valle y el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Manuel Antonio Garretón se produjo un primer debate que abordó consensos y disensos sobre la centralidad de la reforma educacional. El espacio concluirá con una presentación de los resultados al Mineduc por especial encargo de la ministra Adriana Delpiano.
Ayer martes, desde las 15.00 hrs. se realizó el primer encuentro del espacio articulado por Nodo XXI, los “diálogos por una reforma democrática”, que constará de tres seminarios y concluirá con la presentación de una propuesta sobre cómo abordar la reforma que concentrará la atención de la sociedad el próximo año y en torno a la cual el Gobierno ha cifrado sus principales expectativas: la reforma a la educación superior.
Actores sociales e institucionales, rectores, dirigentes estudiantiles y reconocidos intelectuales que han destacado en su ánimo de participar del debate educacional abordaron en esta primera mesa los problemas sobre “institucionalidad y democracia” en la educación superior. Aquí se trenzaron debatiendo sobre gratuidad, propiedad del Estado y la condición democrática de las instituciones.
Los fuegos se abrieron con posiciones críticas de la gratuidad planteada por el Gobierno por vía de ley de presupuestos, pero no solo por su corto alcance, sino porque elude el debate sobre el sistema mismo de educación. Garretón señaló que “hay que separar el tema de la gratuidad y no que termine usándose para perpetuar el actual sistema”, cuestión en la que coincidía el rector Valle, quien afirmó que “gratuidad debe haber pero en otro sistema de educación superior y no en este. De otro modo, la gratuidad puede servir para desfigurar lo público y cristalizar la lógica de este modelo”. En tal sentido otro de los asistentes, el director general de la división académica de la Universidad de Valparaíso, José Miguel Salazar, concluía que “la pregunta sobre el sentido de la universidad sigue abierto, porque si no se da, es posible que la reforma termine haciendo lo contrario que se supone”.
El presidente de la Feuc, Daniel Gedda, por su parte, acotó que solo “si la Universidad Católica cumpliera mínimos democráticos, de manera que ni la Iglesia ni otros grupos controladores cumplan roles determinantes, creemos que podría ingresar a la gratuidad universal.”
Atria fue enfático en criticar el régimen de propiedad que actualmente tienen las instituciones de educación superior, señalando que las universidades solo se pueden realizar como espacio sin tener propietarios particulares, sino como espacio “de todos”. Con una fuerte crítica al Gobierno, concluyó que “si uno todavía pudiera esperar cosas buenas de este gobierno, uno esperaría que llamara a las comunidades universitarias a discutir sobre las formas de gobierno no propietarias”. Sobre ello, Garretón destacó el rol que el Estado puede cumplir para asegurar el interés colectivo por sobre el particular, al señalar “no se puede asegurar sin la presencia del Estado que las universidades no persigan fines particulares”.
Al respecto, Gedda profundizó que “el centro del sistema debe estar en las instituciones estatales”; “es necesario avanzar hacia una expansión de la matrícula de las universidades estatales. Un primer paso, que puede ser un amplio consenso social, es terminar con los límites legales al crecimiento de la matrícula de las instituciones estatales”.