– Los índices de delincuencia han aumentado considerablemente, generando un clima de temor y desconfianza en la población. Pero más allá de las cifras, este está dejando una profunda huella en nuestra salud mental.
Balaceras, encerronas y homicidios son cada día más frecuentes en los medios de comunicación. Según las estadísticas delictuales entregadas por el Centro de Estudios y Análisis de Datos (CEAD), durante julio hubo 284 casos de homicidios tentados, frustrados y consumados, siendo estos últimos el 30% del total.
Estas alarmantes cifras tienen repercusiones en muchos ámbitos, pero para Cristina Alcayaga, psicóloga de Clínica INDISA, la principal y más grave consecuencia recae en la salud mental.
Inseguridad, miedo y ansiedad
Esta fue la respuesta de la Ps. Cristina Alcayaga al preguntarle por las repercusiones de la crisis de seguridad en la que nos encontramos. “En situaciones como estas, en las que existe un alto nivel de violencia, se activa en nosotros un mecanismo de alerta, y el miedo e inseguridad son las principales respuestas”, explica la psicóloga.
Además, plantea que la crisis de seguridad afecta las relaciones sociales, ya que tendemos a aislarnos y limitar nuestras actividades por miedo a ser víctimas de un delito. Esto puede generar sentimientos de impotencia, de soledad, de pérdida de autonomía y control de su vida social, junto a otros síntomas psicológicos como:
- Insomnio.
- Irritabilidad.
- Dificultad para concentrarse.
- Hipervigilancia.
- Ansiedad.
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Impacto psicológico de la crisis de seguridad nacional
Factores como la historia personal, la resiliencia y el apoyo social influyen en cómo cada individuo experimenta y afronta las emociones. La especialista advierte que cuando estas son muy potentes, pueden intensificarse y desencadenar trastornos más profundos como:
- Trastorno de ansiedad generalizada: se caracteriza por una preocupación excesiva y constante, que se puede manifestar en ataques de pánico recurrentes.
- Trastorno de estrés postraumático: puede desarrollarse en personas que han sido víctimas o testigos directos de actos violentos. Los síntomas incluyen pesadillas, flashbacks, evitación de lugares o situaciones que recuerden el trauma y una alta reactividad fisiológica.
- Depresión: se manifiesta en sentimientos de tristeza profunda, pérdida de interés en actividades placenteras, cambios en el apetito y el sueño, y pensamientos suicidas.
- Ausentismo laboral y escolar, perjudicando el rendimiento y motivación.
El impacto en los niños
“En el caso de los niños, un ambiente inestable e inseguro puede afectarlos profundamente dada su vulnerabilidad cognitiva”, afirma la Ps. Alcayaga. Vivir con temor constante puede inducir al desarrollo de trastornos de ansiedad, dificultades para dormir, cambios en su comportamiento, irritabilidad o agresividad, y problemas de concentración en la escuela sumado a una baja considerable del rendimiento y una mala convivencia escolar.
Además, pueden presentar síntomas físicos como dolores de cabeza o estómago. “Es fundamental brindarles un entorno seguro y estable, así como apoyo psicológico para ayudarles a procesar sus emociones y desarrollar habilidades de afrontamiento”, aconseja.
¿Qué podemos hacer?
La sociedad y el contexto social en el que vivimos influyen directamente en el estado mental de las personas. Las noticias constantes sobre hechos violentos y la percepción de desprotección pueden amplificar estas emociones y generar un clima de tensión generalizada.
“En este contexto de violencia e incertidumbre, hay diferentes cosas que podemos hacer para proteger nuestra salud mental”, propone la psicóloga de Clínica INDISA.
- Practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o el yoga.
- Buscar apoyo social: hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental.
- Mantener una rutina: realizar actividades que nos gusten y nos permitan desconectar.
- Limitar la exposición a noticias negativas: es importante mantenerse informado, pero no obsesionarse con las noticias sobre delincuencia.
- Participar en actividades comunitarias: fortalecer los lazos sociales puede generar un sentimiento de seguridad y pertenencia.
“Es fundamental que como sociedad busquemos estrategias para gestionar estas emociones, promover la resiliencia y construir comunidades más seguras y solidarias”, asegura la Ps. Cristina Alcayaga.
Si te sientes abrumado por la ansiedad, el miedo o cualquier otra emoción relacionada con la inseguridad, recuerda que no estás solo. Clínica INDISA cuenta con un equipo de profesionales especializados en salud mental, listos para acompañarte en este proceso. Te invitamos a visitar nuestras sedes en Providencia o Maipú para recibir el apoyo que necesitas.
Fuente: Extend.