La falta de nuevos desarrollos y la caída en la inversión son algunos de los factores que impactan directamente en el empleo y la cadena de proveedores.
Según datos del último estudio InfoConstrucción de ICONSTRUYE, actualizado a agosto de 2024, el 53% de los proyectos activos a nivel nacional, se encuentran en fase de finalización y el 62% de las obras corresponden a uso residencial, lo que sumaría 230 departamentos y 84 de casas al ya instalado sobrestock de viviendas a nivel nacional, mientras que del resto de proyectos prontos a finalizar, 87 son desarrollos de infraestructura, 60 corresponden a edificaciones comerciales como stripcenters, malls y bodegas y 35 son obras menores.
Por otra parte, los nuevos ingresos se sitúan un 48,3% por debajo del promedio de 2019, con sólo 31 nuevos desarrollos durante agosto. Ignacio Vila, gerente general de la plataforma advirtió que este escenario “no sólo incrementa el volumen de viviendas sin vender mes a mes, sino que también desincentiva la inversión, lo cual puede profundizar la crisis en la industria de la construcción, que ya enfrenta serios problemas de financiamiento” y destacó que previo a la crisis, las obras en término no pasaban del 30%, puesto que existía una tasa de reposición mucho más sana.
La alta tasa de obras en fase de terminación es una tendencia que se observa a nivel nacional y se acentúa en algunas regiones. En Aysén, el 66,6% de las obras activas están en su fase final; en Valparaíso, el 64%; en Magallanes, el 57,1%; en Ñuble, el 56,2%; y en Antofagasta, el 56,4%. En la Región Metropolitana, el porcentaje es de 52,6%, ligeramente por debajo del promedio nacional del 53%. En la Región del Biobío, un 52,1% de las obras están en las últimas etapas de construcción.
Respecto de la crisis, el gerente general de ICONSTRUYE sostuvo que “como industria debemos abrir nuevos espacios de diálogo con el sistema financiero y ser capaces de abordar el desafío de la permisología. Solo así podremos impulsar los cambios necesarios e ir recuperando gradualmente la confianza empresarial, lo que facilitará el retorno de las inversiones”.
Por otro lado, y como parte de las recomendaciones para responder internamente a la situación de la industria, Vila subrayó la importancia de “incorporar tecnología a la gestión e invertir en dotar de mejores sistemas que permitan automatizar procesos y minimizar riesgos. Además señaló la necesidad de prestar especial atención a “cuidar la cadena de proveedores y subcontratistas críticos”.
Lo anterior, porque el estudio también revela el impacto que tendrá en el empleo, que según Vila propicia aproximadamente el 10% del empleo a nivel nacional y “el desempleo podría aumentar de acá a diciembre y detalló que “debido a la menor cantidad de obras activas, también se ven afectados a los proveedores y a las pymes subcontratistas de la construcción”
Sobre este punto, al cierre del mes de agosto se registró una disminución de 9% en el número de subcontratistas activos respecto del promedio de 2023 y de 11% en el inicio de nuevos subcontratos durante el mismo periodo. Esta tendencia, es aún más pronunciada si se compara con 2019, pues se registra una baja del 23,2%, pasando de 2.801 a 2.150 nuevos subcontratos.
Finalmente, Ignacio Vila también manifestó que “es relevante que durante un período de crisis como la que atraviesa el rubro de la construcción, las empresas sean capaces de revisar sus procesos y prácticas de gestión, a fin de aumentar la eficiencia y reducir los costos. Esto, porque en temporadas de alta demanda, se pierde la oportunidad de optimizar recursos, ya que los plazos y urgencias de las obras hacen descuidar el control de costos”. Un menor flujo de proyectos, agregó, permite optimizar los recursos disponibles.
Fuente: Vital Comunicaciones.