La Fundación Sociedad Atea de Chile se opone la instalación de un pesebre tamaño natural que se ubicó en uno de los patios del palacio de La Moneda.
Nuestra intención apunta al espíritu laico que debe imperar en el país, donde no se debe privilegiar a ningún credo por sobre otros. Y es precisamente esto lo que se transgrede con la instalación de un símbolo del catolicismo que deja fuera de toda representación a casi un 25% de la población que no profesa ningún credo, y a otro porcentaje de religiosos que no comparte el tema del pesebre.
Como fundación, luchamos por la consecución de un Estado verdaderamente laico en el que este tipo de atropellos dejen de ocurrir. Tener un Estado laico fue una de las promesas de la campaña presidencial de Michelle Bachelet, pero hasta ahora ni siquiera se ha tocado el tema por parte del gobierno.
Una vez más nos defrauda este gobierno, que habiendo señalado varias veces durante su campaña política, para llegar al poder, que impulsarían con fuerza el laicismo y el Estado laico, ahora toma una decisión tan contraria a estos preceptos.
La única manera en que un Estado puede respetar todas las confesiones religiosas, o la falta de estas, es restarse de ellas y mantenerse neutral. Por lo anterior es que hacemos llegar una carta formal a La Moneda para reiterar la molestia de miles de chilenos que no se sienten representados con un pesebre.
No puede ser que en un país donde existe separación Estado-Iglesia, con un gobierno que dice ser laicista, se tenga activa una capilla con servicios religiosos constantes al interior del Palacio de Gobierno, con capellanes de distintos credos y con pesebres tamaño real en medio de sus patios.
Es una afrenta para los valores laicos por los cuales un sector importante de la sociedad está luchando desde hace años y seguirá en esta lucha hasta conseguir un real Estado laico.
No hay Estado laico. Eso está claro. Pero además de esta derrota, nuestras autoridades tampoco tienen la habilidad de leer lo que la sociedad vive y siente durante las fiestas de fin de año. Nuestras casas, el comercio y casi todo lugar no “estatal” o “fiscal”, no se adorna ni simboliza esta fecha con enormes pesebres del medio oriente.
Lo que vemos es lo que realmente simboliza esta fecha, pinos nórdicos de la fiesta pagana del cambio de estación. El hombre de buen corazón que entrega regalos a los niños. La navidad, es una fiesta de la que se colgó el cristianismo para imponer el mito de un nacimiento divino en el que se cree cada vez menos.
La gente cree más en la ropa amarilla para la suerte, que en los mitos cristianos, lo que revela una sociedad mucho más laica de lo que nos quieren hacer creer en los patios de La Moneda.
Fuente: Equipo Coordinador Sociedad Atea Chile.