Queremos ser muy claros. Nosotros no estamos pidiendo un salvataje. La revisión excepcional que SUBUS mantiene con el Ministerio de Transportes, con el objetivo de restablecer el equilibrio económico del contrato de concesión, es un proceso que ha sido consensuado con el ministerio y se apega totalmente al marco contractual.
Y no sólo eso. Las Autoridades de Transportes parecen olvidar que este proceso ha sido usado en el pasado con otras empresas de Transantiago, que a través de este mecanismo pudieron ver cubiertas sus necesidades operacionales y financieras.
El problema de Transantiago es estructural y no depende exclusivamente de los operadores. La Autoridad lo sabe desde hace tiempo y parece poco serio que simplifique el problema acotándolo a la operación.
Si SUBUS tuviera un servicio perfecto y no tuviera descuentos (algo que ningún operador ha obtenido en toda la historia del sistema), sólo podría solucionar el 15% de su déficit financiero. El 85% de los recursos adicionales que necesita la compañía responde exclusivamente a los problemas estructurales de Transantiago, que a diario viven no sólo nuestros 6 mil trabajadores, sino los más de 800.000 usuarios de nuestros servicios.
Hay problemas estructurales que son responsabilidad de las Autoridades, como la alta evasión, el vandalismo, que son problemas de orden público, y la innegable caída de la velocidad en Santiago, que responde a la falta de infraestructura del sistema.
La continuidad de las operaciones y el acuerdo al que debe llegarse con los acreedores no depende solo de SUBUS, sino de la voluntad del Ministerio de Transportes de cerrar la revisión excepcional con las adecuaciones que sean necesarias.
SUBUS Chile.