El experto en calidad del aire de la Universidad de Santiago, Luis Díaz, afirma que promover medidas de este tipo en hogares o nuevos proyectos inmobiliarios permite conservar la temperatura de las casas, desplazando el uso de este tipo de calefactores.
Agrega que las políticas de descontaminación también deben focalizarse en incentivar la entrada de vehículos eléctricos a la capital. Principalmente, en la locomoción colectiva.
Partidos de fútbol, frío y malas condiciones de ventilación en la capital: desde diferentes aristas se ha abordado el fenómeno de la contaminación en Santiago que, este 2016, ha alcanzado mayores niveles que en años anteriores. De acuerdo al Ministerio de Medio Ambiente, uno de los factores que incide en este aumento es el desacato a la prohibición del uso de la leña.
Para el experto en medio ambiente, calidad del aire y control de la polución de la Universidad de Santiago, Luis Díaz, apuntar al uso de este tipo de calefactores se explica por el porcentaje de emisiones que representa, pero “nadie habla de mejorar los procesos constructivos de las viviendas desde el punto de vista de la aislación térmica”.
“No basta prohibir la biomasa si la energía eléctrica es muy cara y no todas las familias tienen el dinero para comprarse una estufa eléctrica”, sostiene el académico del Departamento de Ingeniería Química del plantel estatal. “La alternativa en Santiago es una mayor aislación térmica, tal como se hace en el sur de Chile, donde existen subsidios para mejorarla”, explica.
El especialista enfatiza que “los futuros proyectos inmobiliarios deben contemplar una cobertura de aislación térmica que permita tener una temperatura adecuada, la cual redunde en un mayor ahorro de energía”.
“Cuando uno se compra una vivienda, esta tiene aislación térmica en la techumbre, pero son muy pocas las que tienen buena aislación térmica envolvente y en el piso, donde se escapa mucho calor. Por eso, la gente usa más calefacción, sobre todo en esta época fría, como ha ocurrido en este invierno”, señala el Doctor en Ingeniería Ambiental.
El experto sostiene que existen alternativas económicas para mejorar la aislación térmica al interior de los hogares, ya sea colocando ventanas de doble panel o reforzando los marcos metálicos de estas, lo que supone un importante ahorro de energía. “Lo importante es que si se prohíbe la calefacción, se den alternativas”, insiste.
De acuerdo al especialista, si bien se incorporan los efectos de la contaminación atmosférica en la formación de escolares, debe impulsarse una campaña de educación “en los adultos, que no tuvieron esa formación y la requieren, sea a través del municipio u otro medio, para culturizarse sobre este flagelo. Quizá así usen de manera más razonable su calefactor e inviertan en aislación térmica”, sostiene.
Impulso a vehículos eléctricos
Para Díaz, otra de las medidas que deben impulsarse con fuerza es el ingreso de vehículos eléctricos a la capital, lo que ha sido recogido en el paquete de medidas que contempla el plan de descontaminación atmosférica ‘Santiago Respira’ del Gobierno.
“Debe impulsarse la entrada de vehículos más limpios, como los eléctricos, para desplazar a los con combustibles fósiles. Sería fantástico si gran parte de la flota de la locomoción colectiva tuviera estas características”, sostiene.
“Los Países Bajos ya tienen incorporado dentro de su parque automotriz una flota de buses 100% eléctricos. Eso está funcionando muy bien y su calidad del aire es lejos, mejor”, indica.
Para incentivar esto, el especialista sostiene que se deben considerar incentivos tributarios, menos restricciones y dar a conocer los menores costos de operación que suponen estos automóviles.
¿Cuándo mejorará el aire en Santiago?
De acuerdo al académico, se espera que “durante la segunda quincena de julio comiencen a mejorar las condiciones de ventilación por el aumento de la temperatura, lo que ayuda a la dispersión de contaminantes por un tema netamente meteorológico”.
“No habrá menos emisiones, pero la mayor temperatura hace que la capa de inversión térmica se eleve bastante. Eso permitirá que los contaminantes se dispersen con mejor eficiencia en esa fecha en la capital. No obstante, en el sur de Chile, el invierno puede durar hasta la primera quincena de septiembre”, advierte.
Fuente: Comunicaciones Universidad de Santiago de Chile.