- Asisto a esta Marcha por la Vida por convicción personal y como militante de la Democracia Cristiana, que es un movimiento político inspirado en los valores del humanismo cristiano, que promueve una comunidad de hombres y mujeres igualmente libres.
- Nuestra comunidad política sostiene que su principal fundamento se encuentra en la “convicción sobre el valor inalienable de todos los miembros de nuestra especie. Este valor, conocido como dignidad humana, es inviolable y se entiende como el valor intrínseco de todos los seres humanos atendido las cualidades esenciales del mismo y no de sus características accidentales, tales como el estado de desarrollo, capacidad cognitiva, estado de salud, capacidad de dolor, raza, etc. siendo compartido por todos y todas sin distinción alguna. El reconocimiento de dicha cualidad común nos obliga a procurar que todos los individuos de la especie humana reciban el correspondiente respeto y se garantice la titularidad de sus derechos, el primero de los cuales, y sin el cual no puede existir ningún otro, es el derecho a la vida”[1].
- Afirmamos que la existencia de la vida humana en este planeta es un hecho maravilloso, una realidad que no debe dejar de sorprendernos alegremente cada día. Sostenemos que cada una de ellas, vividas en su pluralidad de encarnaciones, es un fenómeno de la más alta relevancia, sin importar condición alguna.
- Creemos que la familia humana, con sus defectos, imperfecciones, y miserias, está unida por lazos insospechadamente profundos y comparte un destino común: el llamado a desarrollar en plenitud la pléyade de potencialidades que le han sido donadas; el llamado a perseverar en la utopía en construcción más revolucionaria de todos los tiempos: la inclusión total: que todo miembro de la familia humana sea tratado como esa sola pertenencia le hace merecer.
- Sostenemos que, por ello, una sociedad justa debe garantizar las condiciones necesarias para que el anuncio de cualquier nueva vida en gestación pueda ser recibida como una buena noticia por su familia y para que toda persona nacida pueda vivir en conformidad a su dignidad. Es responsabilidad de la comunidad completa trabajar para que esas condiciones se cumplan. Una sociedad justa no es una sociedad individualista, sino que, por el contrario, una sociedad justa se preocupa de cada uno de sus miembros y especialmente de los más desaventajados y débiles. Una sociedad justa da voz a aquellos que no tienen voz. Una sociedad justa no deja a ninguno de sus miembros abandonados a su suerte.
- En nuestro país abundan las injusticias y las desigualdades. Millares de familias padecen condiciones de vida deplorables y luchan día a día contra inmensas dificultades. Todas ellas quieren un mejor futuro para sus hijos y un mejor país para todos. No pueden seguir esperando. Para muchos las condiciones de salud son deplorables, la educación insuficiente y las pensiones una afrenta. Son demasiados los padres que sufren la
- imposibilidad de conseguir lo mínimo y que viven cada día como una pesada tarea. La riqueza que hemos alcanzado debiera ponerse al servicio de todos los hijos de esta tierra pero se acumula en pocos bolsillos. Es urgente realizar las reformas que permitan a todos la posibilidad de vivir una vida buena. Los que amamos la vida y la libertad, amamos también la justicia.
- En este día afirmamos que la solución a los problemas sociales antes descritos y a los males que se derivan de ellos no puede sostenerse en la exclusión de algunos de los miembros de nuestra comunidad, y menos de algunos que se cuentan entre los más vulnerables y débiles de todos: los no nacidos. Más bien, creemos que cualquier solución a las graves injusticias y males sociales que nos afectan debe partir por reconocer nuestro origen y nuestra fragilidad: que todos los que estamos hoy caminando en esta tierra hemos sido más pequeños que una semilla. Que si estamos aquí hoy luchando por más y mejores derechos para todos fue porque alguien nos protegió y nos cuidó desde que se manifestó nuestra existencia de la manera más ínfima.
[1] Acuerdo del Consejo Nacional del PDC de fecha 27 de Julio de 2015
Los que amamos la vida la amamos también en todas sus etapas.
Viva la libertad y la vida.
Fuente: Prensa Soledad Alvear.