Esta semana el Presidente Sebastián Piñera lanzó el programa “Compromiso País”, que busca reducir las carencias sufridas por 16 grupos de población considerada como vulnerable. Para ello se propone la creación de 16 equipos mixtos de trabajo compuestos por ministros, el sector privado y académicos.
Para identificar a estos sectores se contempla, según la información entregada por el gobierno, una metodología de identificación que integra información unidimensional sobre sus carencias específicas de calidad de vida. Por ejemplo, un nivel de escolaridad deficiente; la pertenencia o no a algún grupo poblacional considerado a priori como vulnerable, tales como mujeres violentadas e indígenas dentro del 40% de menores ingresos.
De acuerdo a lo informado por las autoridades, se desprende que la suma de la población clasificada en algún grupo “vulnerable” asciende a 12,5 millones de personas, pudiendo algunas de ellas pertenecer simultáneamente a más de un grupo.
A juicio del académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca, Carlos Villalobos Barría, dedicado al estudio del fenómeno de la pobreza, esta iniciativa “podría afectar negativamente los esfuerzos de erradicación de ésta”. Y según argumenta, en primer lugar, “esta iniciativa incrementará los problemas de coordinación entre quienes tienen a su cargo diseñar los programas de combate a la pobreza”. En segundo término, “el enfoque metodológico tiene el riesgo de perder de vista que el fenómeno de la pobreza es multidimensional”.
Villalobos explica que “los avances más reciente en la identificación de los pobres ha consistido en el tránsito desde las mediciones monetarias, basadas en los ingresos que reciben las familias, hacía aquellas multidimensionales, cuyo aporte ha consistido en identificar a grupos de la población que sufren simultáneamente un número elevado de carencias”, y agrega que “no es necesario inventar la rueda nuevamente, sino que bastaría con focalizar las políticas públicas tomando en cuenta la identificación que ya hizo el Ministerio de Desarrollo Social y que detectó a 3,5 millones de pobres multidimensionales en Chile en 2017”.
El académico plantea que “el programa Compromiso País tiene un problema fundamental que consiste en establecer una mirada unidimensional sobre múltiples aspectos relacionados con la pobreza, pero no ofrece una pauta clara para la identificación de grupos desfavorecidos multidimensionalmente”. Y, añade que “en mi humilde opinión hay que aprovechar la información entregada por el índice de pobreza multidimensional y hacer un esfuerzo por estudiar las características socio-demográficas que en mayor medida incrementan la probabilidad de las familias de ser pobres multidimensionales. Con este conocimiento se podrían diseñar programas enfocados en los 3.5 millones de compatriotas, que sabemos a ciencia cierta, sufren de múltiples carencias simultáneas y pueden con todo el rigor ser considerados pobres”.
Según el experto, “los reportes de dos comisiones del mayor nivel internacional, Stiglitz Sen Fitoussi, de 2009, y Atkinson, de 2017; han reconocido a la pobreza como un fenómeno multidimensional y que en consecuencia debe ser medido y abordado de esa manera”.
El profesor sostiene que “como muestra del problema, la iniciativa Compromiso País identifica una población potencialmente carente de aproximadamente 12.5 millones de personas. ¿Haremos políticas focalizadas para los potenciales 12.5 millones de habitantes ‘vulnerables’ o bien nos centraremos en los 3.5 millones de pobres multidimensionales que detectó en su oportunidad y de manera participativa y técnicamente competente el Ministerio de Desarrollo Social?”.
Como ejemplo, Villalobos plantea “en el caso del grupo vulnerable compuesto por aquellas personas mayores de 18 años que alcanzaron menos que 12 años de escolaridad, el grupo de trabajo dedicado a reducir esta ‘vulnerabilidad’ podría tener el incentivo a escolarizar marginalmente a quienes estén al borde de este umbral. El problema es que muchas personas vulnerables en este grupo podrían autoseleccionarse a un programa de este tipo sin ser pobres multidimensionales. Este simple ejemplo, muestra que el enfoque unidimensional y complejo que propone el gobierno, efectivamente podría desplazar la ayuda desde quienes más lo necesitan hacia quienes menos lo requieren y deteriorar la focalización de los recursos para el combate en contra de la pobreza”.
Además, critica que la proliferación de mesas de trabajo complejizará las definiciones para el combate de la pobreza, precisamente en un mundo que ha tendido a simplificar y transparentar su combate. “Dudo que con 16 mesas de trabajo, 16 grupos vulnerables y 2 indicadores de pobreza, se facilite la tarea de incluir a todos al tren del desarrollo”, afirma.
Fuente: Universidad de Talca.