La experta en química ambiental y acuática de la Universidad de Santiago, María Angélica Rubio, sostuvo que por emergencias de este tipo, el sector podría convertirse “en un basurero lleno de sulfuros metálicos y se verá muy poca vida marina”.
Por su parte, el especialista en impacto ambiental del plantel estatal, Víctor Quintanilla, señaló que eventos ocurridos en años consecutivos revelan “despreocupación de parte de la autoridad” y apuntó al Estado como responsable de autorizar este tipo de faenas.
Ocurrió hace cinco días, pero aún se desconoce en cifras exactas la magnitud del derrame de aceite decantado en la bahía de Quintero, provocado por el buque Ikaros y reconocido por la Empresa Nacional del Petróleo (Enap). No es la primera vez que ocurre: septiembre de 2014 y agosto de 2015 son los precedentes más cercanos de emergencias como la que volvió a afectar a la zona el viernes pasado.
Al respecto, la experta en química ambiental y acuática de la Universidad de Santiago, Dra. María Angélica Rubio, señaló que, a pesar de la anormalidad de la situación, “el número de embarques crece y también aumenta la probabilidad de accidentes de este tipo. El crudo o petróleo sin refinar viene de varias partes del planeta y se transporta hacia la costa. Los barcos son de gran tonelaje y quedan a un kilómetro de esta”, precisó.
Bajo ese pronóstico, la académica de la Facultad de Química y Biología del plantel estatal proyectó que “a corto y largo plazo, (la bahía de Quintero) será un basurero lleno de sulfuros metálicos y se verá muy poca vida marina. El oxígeno necesario será escaso”.
De acuerdo a las primeras indagatorias, el aceite derramado la semana pasada ya se habría ido hacia el fondo marino, “por lo que podría ser transportado por las corrientes marinas”, explicó Rubio. “Tapa la delgada capa llamada interfaz, sedimento-agua, donde se desarrolla la vida marina y, como resultado, se mueren larvas y otros animales del fondo marino”, indicó.
La investigadora apuntó a la legislación como una de las causas del problema. “Está atrasada, ya que antes no teníamos este tipo de necesidad de combustible. No obstante, es mejor prevenir que castigar con multas que solo deja tranquila a la gente por un tiempo”, sostuvo.
¿Quién es el responsable de que se sigan produciendo los derrames en la Bahía: las empresas que provocan los daños o la autoridad, que no establece mejores criterios para prever estas situaciones? Para la académica, son ambas.
“En mi opinión, necesitamos el combustible por el gran parque automotriz, fábricas, plásticos, etcétera. No tenemos otra opción, pero la autoridad de turno no puede hacer la ley ahora ya. Solo tener experiencia de que puede ocurrir este tipo de desastre, exigir control de los procesos de transporte y tener más gente con conocimiento”.
Contaminación irreversible
Para el especialista en impacto a medios y recursos naturales causados por problemas ambientales, Dr. Víctor Quintanilla, estos eventos, ocurridos en años consecutivos, revelan que “hay una despreocupación de parte de la autoridad” y apuntó al Estado como responsable de autorizar este tipo de faenas.
El académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Santiago subrayó también que otro problema que provoca este tipo de emergencias es que “la infraestructura que tiene la compañía en la zona portuaria de Quintero, donde los barcos llegan y desembarcan el petróleo para luego, ya refinado, ser extraído, necesitan modernizarse más”.
El Doctor en Ciencias Naturales recordó que los derrames de petróleo no solo afectan a la fauna marina –como crustáceos, moluscos y mariscos, que adquieren altos índices de toxicidad-, sino que también a las aves costeras, provocando otro foco más de peligro.
Aunque destacó que el sistema de evaluación de impacto ambiental intenta reducir o mitigar daños en la población, sostiene que situaciones como la que se vivió recientemente dan cuenta de que “la legislación ha sido superada. Necesita ser más precisa y más punitiva”. No obstante, agregó que “a esta altura, ya no hay solución”.
“La contaminación es irreversible. La solución utópica sería cerrar los focos de contaminación. Tenemos que buscar soluciones intermedias”, indicó el geógrafo, explicando que pese a que en el sector se emplazan una serie de industrias relacionadas con el petróleo, el gas, el yeso y el cobre -transformando a la zona en “uno de los polos de mayor contaminación por procesos industriales del país y uno de los más grandes centros de contaminación a la orilla del mar”- “es casi imposible eliminarlas si queremos ser un país industrializado”.
Fuente: Comunicaciones Universidad de Santiago de Chile.