A 50 años del 11 de septiembre de 1973, el director del Instituto de Historia de la Universidad San Sebastián, Alejandro San Francisco, analiza los factores que llevaron al quiebre de la democracia en Chile, hace un repaso de las lecciones que dejó este periodo y detalla aspectos del libro de Ediciones USS “El gobierno de Allende, la Unidad Popular y la crisis de la democracia en Chile 1970-1973”, recientemente presentado en el Campus Los Leones.
En 2016 se publicaron los primeros tomos de “Historia de Chile 1960-2010”, proyecto de la Universidad San Sebastián que busca estudiar una época de grandes transformaciones en la trayectoria nacional, incluida la crisis y ruptura de la democracia que terminó con el gobierno de la Unidad Popular. Alejandro San Francisco, director del proyecto, se detiene en el análisis del periodo 1970-1973, reforzando que comprender el pasado nos permite avanzar en aspectos tan relevantes como el resguardo de la democracia.
¿A qué atribuye la alta relevancia que se ha dado a la discusión sobre los 50 años del 11 de septiembre de 1973?
La notoriedad y espacio que se le da a este hecho va en línea con el momento que vive el país. La conmemoración de los 10 años, por ejemplo, generó mucha polarización, ya que en 1983 Chile estaba inmerso en protestas y gran descontento social, a diferencia de años posteriores. Más allá de lo simbólico que resulta medio siglo desde ese hecho, el hito de los 50 años se da en un contexto en que el gobierno es liderado por la coalición más izquierdista desde Salvador Allende, donde su figura es referente. La simbología allendista está muy clara desde el principio de la actual gestión, y el presidente Gabriel Boric lo ha citado en más de una oportunidad. A esto se suma la revolución de octubre que lo precedió y esa ilusión de cambios estructurales en el país, que tuvo una expresión constituyente que finalmente tuvo una derrota en las urnas. Todo eso explica en gran medida la relevancia que se ha dado a la fecha.
¿Cómo entender el proceso que llevó al quiebre de la democracia en Chile?
Para comprender este momento de la historia es necesario analizar distintos elementos que confluyeron en esa crisis. El gobierno de la Unidad Popular (UP) tuvo un rol protagónico como conductor del proceso político que buscaba impulsar la vía chilena al socialismo. Sin embargo, tenía en contra que representaba a una minoría en la sociedad y además tenía una minoría en el Congreso Nacional. Al mismo tiempo, existían profundas tensiones ideológicas y tácticas al interior de la UP que llevaron a una desintegración al interior del gobierno desde octubre de 1972. Por otro lado, también se debe considerar la robusta oposición en conglomerados como el Partido Nacional y la Democracia Cristiana, junto con la politización de las Fuerzas Armadas y la militarización de la política. Todos estos fueron factores decisivos que llevaron a la intervención militar del 11 de septiembre de 1973.
¿Cuál es la principal enseñanza que nos deja este periodo?
Pese a que Salvador Allende llegó constitucionalmente al gobierno, no contaba con la mayoría de la nación y la representación popular tampoco era favorable a la revolución sin armas que él planteaba. Para llevarlo a cabo necesitaba llegar a acuerdos y buscar mayorías, lo que no sucedió, pues la vía democrática al socialismo era, pese a su nombre, contradictoria con la democracia histórica chilena. Se alejaba de temas centrales como la división de poderes o la independencia de la sociedad civil con respecto al Estado. Ningún sistema democrático puede funcionar bajo estas circunstancias, por lo que desde las derechas e izquierdas (especialmente) con anticipación se vio que un enfrentamiento final podría ser inevitable. Lo ocurrido durante el gobierno de la Unidad Popular, desde ambas veredas políticas, muestra la relevancia de buscar acuerdos y lo prioritario que es resguardar la democracia más allá de lo relacionado con el sistema político.
A su parecer, ¿qué otros aspectos contribuyen a este resguardo de la democracia?
Un aspecto relevante es el desarrollo económico y fundamentalmente se requiere un crecimiento económico sostenido con foco en el progreso social. Actualmente hay más pobreza que hace 10 años, mayor deserción escolar, más familias viven en campamentos, seguimos teniendo niveles preocupantes de listas de espera en los hospitales. No revertir esta situación es abono para que algunos sectores, sobre todo lo más vulnerables, piensen “de qué me sirve la democracia” o “esta no es la democracia que yo quiero”. Sí, debemos trabajar en fortalecerla, pero esta debe tener un correlato de eficiencia y logros, que apunte al bienestar de la población.
Recientemente se presentó el libro “El gobierno de Allende, la Unidad Popular y la crisis de la democracia en Chile 1970–1973” ¿Qué propone este trabajo?
El libro tiene el valor de explicar un proceso político complejo, para un público general. Mientras algunos textos enfatizan en la intervención estadounidense, la conspiración política de la oposición o el papel de las Fuerzas Armadas, esta obra enfatiza la dificultad de llevar adelante una revolución socialista, a través de la denominada vía chilena. Relata acontecimientos como la elección de 1970, el asesinato del general Schneider, la visita de Fidel Castro, la movilización de la oposición, la extrema polarización de la sociedad, la fractura institucional y, finalmente, el derrocamiento de Allende. Está pensado para un público amplio, y quien lo lea, quedará al día en los temas centrales que cruzaron este proceso.
¿Desde la academia de qué forma se puede contribuir a avanzar como sociedad para atenuar la división que este periodo de la historia produjo?
El pasado no lo podemos cambiar, pero el futuro sí lo podemos construir. En ese sentido lo que hacemos los historiadores es tratar de estudiar el pasado para conocerlo y comprenderlo adecuadamente y ponerlo a disposición de la sociedad para que, ojalá, se use de una manera lo más clara posible. Por eso, desde el plano historiográfico es necesario seguir ampliando el esfuerzo de investigación, de disposición de fuentes e incluso la reedición de textos valiosos que se han publicado sobre los temas relacionados con la crisis de la democracia en Chile y el 11 de septiembre de 1973. El esfuerzo y la demanda por abrir los archivos norteamericanos puede y debe complementarse con la apertura de otros archivos importantes, como el de Cuba, que tuvo gran relevancia antes y después de 1973.
Fuente: USS.