1.- El pleno de la Convención Constitucional aprobó ayer martes 15 de marzo, una norma sobre
derechos sexuales y reproductivos que quedó en situación de ser incorporada al texto
constitucional. Dicha norma establece que el Estado debe asegurar a todas las mujeres y personas
con capacidad de gestar, entre otras cosas, “las condiciones para (…) una interrupción voluntaria
del embarazo”. Es necesario señalar que esta norma, por sí misma, es un gravísimo atentado a la
dignidad de la persona humana y sus derechos fundamentales, más allá de cualquier concepción
religiosa. Además, no se establecen condicionamientos ni limitaciones a este derecho, ni se da un
mandato al legislador para que lo regule por una ley, con lo cual queda abierto el camino para
permitir el aborto a todo evento. Establecido el aborto como un derecho constitucional sin ninguna
restricción, cualquier ley que pretenda regularlo puede ser declarada inconstitucional. De esta
manera, podría darse el caso que fueran abortadas creaturas incluso de siete u ocho meses o a
punto de nacer.
2.- Es evidente que una norma de tal naturaleza constituye un hecho de la máxima gravedad. La
Convención afirma un derecho a decidir en forma libre y autónoma sobre el propio cuerpo, pero
olvida y silencia del todo que en el vientre de quien está embarazada hay un segundo cuerpo, otro
ser humano, que para quienes aprobaron la norma simplemente no existe.
Agradecemos a quienes en la Convención se han opuesto a esta norma, pero lamentablemente,
como lo hemos sostenido en reiteradas oportunidades, se ha ido imponiendo en el país una
mentalidad contraria a la vida de la persona ya concebida. Por eso llamamos a los chilenos a ser
conscientes de esta triste dinámica, que tiene como corolario inaudito la incorporación del aborto
libre nada menos que como un derecho constitucional. Con el Papa Francisco volvemos a decir: “si
la dignidad de la persona humana no queda a salvo y, por el contrario, consideramos a algunos
menos valiosos o descartables, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la
humanidad” (cf. Papa Francisco, Fratelli Tutti, 107).
3.- Una Constitución Política con una norma sobre aborto libre no podrá ser sentida y asumida como
propia por muchos chilenos, entre ellos muchas personas que profesamos una fe religiosa, pues el
respeto a la vida humana desde la concepción no es algo secundario o cuya consideración sea
optativa, sino un valor fundamental que afirmamos apoyados en la razón y la fe. De no cambiar
esta decisión, la Convención Constitucional pone un obstáculo insalvable para que muchos
ciudadanos den su aprobación al texto constitucional que se está elaborando. Lamentamos que la
mayoría de los convencionales estén optando por polarizar el proceso constitucional con un tema
tan significativo, en vez de ofrecer una propuesta en la que la mayor parte de los chilenos podamos
reconocernos, más allá de nuestras legítimas diferencias, en torno a un proyecto compartido.
EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
- Celestino Card. Aós Braco
Cardenal Arzobispo de Santiago
Presidente - Fernando Chomali Garib
Arzobispo de Concepción
Vicepresidente - Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo - Ricardo Morales Galindo
Obispo de Copiapó - Sergio Pérez de Arce Arriagada
Obispo de Chillán
Secretario General
Fuente: Conferencia Episcopal