En Chile, la asfixia por inmersión es la primera causa de muerte en niños entre uno y cuatros años. No obstante, existe un segundo grupo de riesgo que muchas veces pasa desapercibido: los adolescentes mayores de 14 años. Estos jóvenes se ahogan en lugares abiertos como lagos, canales, playas y ríos, donde el alcohol y las drogas suelen estar presentes. Por ello, el Coordinador Médico de Help, Dr. Fernando Martínez, enfatiza en la importancia de la prevención y explica cómo reaccionar ante este tipo de accidente.
Verano, niños y agua es una combinación perfecta para capear las altas temperaturas de la temporada. Por ello, disfrutar de un día en la playa o en la piscina es una actividad divertida y saludable para personas de cualquier edad. Sin embargo, este tipo de entretenimiento puede resultar muy peligroso si no se establecen medidas preventivas para evitar accidentes.
En Chile, la asfixia por inmersión, ya sea en piscinas o en cualquier recipiente que contenga agua, es la primera causa de muerte en niños entre uno y cuatro años, y bastan sólo unos minutos sin poder efectuar una respiración efectiva para provocar graves secuelas neurológicas e incluso la muerte. Por ello, es de suma importancia la prevención, enfatiza el doctor Fernando Martínez, Coordinador Médico de Help.
“En caso que se haya producido el accidente y el menor está inconsciente sin respiración, es vital iniciar a la brevedad maniobras de reanimación cardiopulmonar básicas mientras se solicita ayuda a un servicio de emergencia, para que el pronóstico sea mejor”, afirma el especialista.
El segundo grupo de riesgo cuando se trata de asfixia por inmersión son los jóvenes mayores de 14 años. Aunque muchos a esta edad ya tiene la habilidad de nadar ante una caída, estos accidentes suelen ocurrir en lugares abiertos como lagos, canales playas y ríos, cuando el alcohol y las drogas inhiben las capacidades de reacción.
En este contexto, el doctor Martínez aconseja primero retirar a la persona del agua y comprobar si responde a estímulos. Luego, ubicar al paciente sobre una superficie dura como el suelo e iniciar compresiones torácicas enérgicas y rápidas en el centro del pecho, con frecuencia de por lo menos 100 por minuto.
“Sólo si se siente capacitado o tiene conocimientos, hay que intentar despejar la vía aérea mediante una maniobra de inclinación de cabeza y elevación de mentón, para luego administrar 2 ventilaciones boca-boca en adultos y boca-boca nariz en niños pequeños. Éstas deben seguir una secuencia de 30 compresiones torácicas, luego 2 ventilaciones para rápidamente volver a realizar 30 compresiones, seguidas de 2 ventilaciones y así hasta que el paciente recupere el conocimiento o llegue personal calificado a relevarnos”, explica.
Si la persona no sabe o tiene reparos con realizar respiración boca a boca, lo ideal es concentrarse en realizar las compresiones torácicas.
“El ideal sería que todas las personas adolescentes y adultos de una casa tuvieran entrenamiento en reanimación cardiopulmonar básica, ya que una reanimación precoz en un paro cardiaco mejora ostensiblemente el pronóstico”, sostiene el Coordinador Médico de Help.
Consejos para prevenir accidentes
- Acompañar o vigilar en todo momento a los menores en playas o ríos, especialmente si estos se encuentran jugando en la orilla.
- En caso que haya una piscina en casa, siempre debe tener reja (idealmente con radier de concreto)con una puerta única de acceso y chapa de seguridad que utilice llave.
- La reja que rodee todo el perímetro de la piscina debe tener una altura mínima de 1,5 m y 10 cm o menos de distancia entre las barras verticales.
- Evitar que dentro y alrededor de la piscina haya elementos atractivos para los niños, como juguetes, porque es una tentación para meterse al agua.
- Ser cuidadoso con el uso de alarmas o cobertores para la piscina, pues si bien son medidas de seguridad complementarias, no remplazan la supervisión del adulto ni una reja.
- Las “alitas” no son salvavidas totalmente seguros, por lo tanto, no hay que confiar que si los niños las usan están protegidos.
- Mantener un sistema de limpieza del agua controlado y supervisado por profesionales, ya que filtros en mal estado podrían causar atrapamientos de cabello, por ejemplo.
- No consumir alcohol antes de manejar lanchas o motos acuáticas.
- No realizar actividades y deportes acuáticos bajo la influencia de alcohol o drogas.
Fuente: Factor C Comunicaciones.