Las pruebas frecuentes siguen siendo el primer paso para acabar con el VIH/SIDA como amenaza para la salud pública y son el punto de conexión para que quienes tienen un resultado positivo reciban atención médica que les permita vivir con una buena calidad de vida al tiempo que cuidan de su comunidad local.
Durante la pandemia de COVID-19, el testeo de VIH disminuyó un 22 % en todo el mundo, ya que muchos recursos destinados a las pruebas y el tratamiento del VIH se reorientaron a combatir la pandemia.
Hoy en día, hay 38.4 millones de personas en todo el mundo que tienen el virus, pero 5.9 millones de personas, o el 15 % de ellos, no saben que lo tienen. Las autopruebas de VIH mejoran la accesibilidad y ayudan a informar a las personas sobre su estado serológico para ayudar a detener la propagación del virus.
En Chile, de acuerdo con estimaciones realizadas por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para poner fin al Sida (ONUSIDA) y por el Ministerio de Salud (MINSAL), al 31 de diciembre de 2021 se registraron alrededor de 84 mil personas viviendo con el VIH, de los cuales 13 mil fueron mujeres y 70 mil fueron hombres mayores de 15 años. Del total de personas estimadas que vivían con VIH, el 89% conocía su diagnóstico. Es importante destacar que en Chile el incremento de casos de VIH se ha dado principalmente en personas menores de 25 años.
Durante 2022 se detectaron 5.401 nuevos diagnósticos, esto corresponde a una tasa de 25 casos por cada 100 mil personas; respecto de 2021, se produjo un aumento del 7% y un 13% en comparación con 2020. Entre enero y junio de 2023, Chile lleva registrados 2.464 casos de VIH.
En este contexto, las personas que no conocen su estado serológico pueden propagar el virus sin saberlo, continuando el ciclo de infecciones. Por el contrario, cuando a una persona se le diagnostica el VIH en una fase temprana del ciclo de infección, puede recibir terapia antirretroviral, un tratamiento que consiste en una combinación de fármacos que suprime la replicación del VIH, y reducir su transmisión a otras personas.
Autopruebas para llenar los vacíos de diagnóstico
En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la autoevaluación como una forma fácil y efectiva de llegar a las personas que de otra manera no se harían la prueba, incluidas las personas de grupos vulnerables que probablemente no obtengan acceso a la atención médica que necesitan.
De acuerdo con información de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a octubre de 2022, 14 países en América contaban con una política nacional desarrollada para la implementación de la autoprueba de VIH. Para esa fecha, los países de América Latina que contaban con kits disponibles de autopruebas a disposición del público en general, ya sea a través de los servicios públicos de salud, organizaciones no gubernamentales o en farmacias, fueron: Argentina, Brasil, Colombia y Perú. En diciembre de 2022, Chile se sumó a la lista cuando se aprobó un decreto que incorporó las autopruebas para detección de VIH al régimen de control sanitario.
Para hacer que las pruebas del VIH sean más accesibles, Abbott lanzó, en Chile, Panbio HIV Self-Test, una autoprueba rápida para la detección de anticuerpos contra el VIH-1 y el VIH-2 a partir de una muestra de sangre obtenida por punción digital.
“Dar a las personas la capacidad de evaluarse a sí mismos de manera confiable, en la privacidad de sus hogares y obtener resultados en 15 a 20 minutos les ayuda a conocer su estado serológico sin enfrentar discriminación o estigma. Esto, además de buscar un tratamiento temprano en caso de requerirlo. También ayuda a prevenir la transmisión del virus”, señala el Dr. Oscar Guerra, Director Médico para Diagnósticos Rápidos en Abbott.
Pruebas para ayudar a combatir y poner fin a la epidemia del SIDA
Se estima que para 2030, se podrían prevenir 28 millones de infecciones por el VIH en todo el mundo si se cumplen los objetivos 95-95-95 establecidos por ONUSIDA, los cuales buscan que para 2030, el 95 % de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico, el 95 % de las personas que conocen su estado reciban tratamiento y el 95% de las personas en tratamiento contra el VIH tengan una carga viral suprimida.
Alcanzar el primer objetivo requiere del uso de pruebas de uso profesional y autopruebas a las que cualquiera pueda accesar fácilmente, de modo que los expertos en salud pública puedan comprender cómo está afectando el virus a las comunidades y ayudar a las personas a recibir el tratamiento que necesitan.
Al aumentar la accesibilidad a través de las autopruebas del VIH podemos ayudar al 11 % de las personas que no conocen su estado serológico, y a partir de ello, tendremos la oportunidad de contener la propagación del virus.
Fuente: Kreab.