Dr. Luis Molina Calistro
Departamento de Ciencias Biológicas y Químicas
Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia
¿Alguna vez te has preguntado por qué el amor, especialmente en sus inicios, nos hace
sentir tan alegres y llenos de energía? La respuesta podría radicar en un neurotransmisor
(sustancia química que regula la comunicación de neuronas y células musculares)
llamado feniletilamina (FEA), la que se produce en el cerebro especialmente cuando nos
enamoramos, hecho relacionado con el “flechazo” o el amor a primera vista.
La FEA puede liberarse en cuestión de milisegundos, generando sensaciones agradables
y de atracción, debido a que actúa sobre una red neuronal asociada a experiencias
placenteras, conocido como el sistema de recompensa del cerebro. Pero la FEA no actúa
sola, ya que comanda una compleja danza de sustancias que amplifican la generación de
intensas emociones, como el nerviosismo, la pasión, e incluso la euforia, potenciando la
acción de otros neurotransmisores, como la dopamina y adrenalina, generando un estado
de alerta focalizado en esa persona que nos hace sentir tan vivos.
La FEA puede a su vez, inducir una mayor liberación de la oxitocina, una hormona que
promueve la sensación de apego. Estas sustancias químicas al trabajar en conjunto nos
llevan también a veces, a idealizar a la otra persona, maximizando sus cualidades
positivas sin prestar demasiada atención a las negativas. En estas circunstancias,
podemos ignorar las señales de alerta que señalan potenciales incompatibilidades
fundamentales.
No obstante, con el tiempo, nuestro cerebro comienza a ser cada vez menos sensible a
estos mensajes químicos, y a disminuir los niveles de la FEA. Es entonces cuando la
intensidad emocional disminuye, lo que puede dar paso a una fase más desarrollada del
amor, una fase que requiere esfuerzo, compromiso y comprensión. Mientras que el
flechazo inicial es una chispa que puede desvanecerse rápidamente, si prospera, puede
originar al amor maduro, un amor que se refuerza con el tiempo a través de experiencias,
comprensión y el cultivo de una vida compartida significativa.
Reflexionando, podemos considerar que, aunque la ciencia actual proporciona muchas
herramientas para comprender las respuestas fisiológicas y bioquímicas que subyacen al
enamoramiento, el amor es un camino de descubrimiento lleno de matices. En su esencia,
podemos concebir el amor como una forma profunda de conocimiento, dado que es en la
belleza de las imperfecciones donde realmente reside. En perspectiva, el amor es una
danza entre la biología y el espíritu humano.
Fuente: USS.