Aún quedan dos meses para postular al beneficio de gas licuado de Abastible para ollas comunes, agrupaciones que espontáneamente se organizan para ayudar con la alimentación de las familias en sus comunidades. El beneficio otorga cinco cupones con validez de un año para ser canjeados por cargas de gas licuado en formatos de cilindros de 11 o 15 kilos.
Cada cocina comunitaria puede postular dos veces al mes, por lo que podrían acceder a 10 cupones en total. A menos de dos semanas del lanzamiento de la campaña, ya se ha otorgado el 25% de los 800 cupos puestos a disposición por Abastible, evidenciando la importancia que tiene este producto en la preparación de los alimentos.
“Por segundo año consecutivo buscamos a comunidades de todo el país que se organizan desinteresadamente para resolver una necesidad tan básica como es cocinar y disponer de un alimento de calidad a diario”, explica el gerente de Sostenibilidad de Abastible, Julio Vidal. La jefa del programa, Daniela Córdova, destaca que “con esta campaña hemos encontrado y ayudado a organizaciones que resuelven una problemática invisible en la sociedad, y que generan una cadena de apoyo con gran impacto en las familias vulnerables”.
Las comunidades interesadas deben postular a través de su representante en el sitio https://abastible.cl/corporativo/sostenibilidad/beneficio-cocinas-comunitarias/
donde se explica en detalle las condiciones para obtener este beneficio.
Durante 2022 la compañía entregó apoyo a 965 comunidades de todo el país y gracias a ello se facilitaron 695.000 raciones de alimentos de calidad. Fue el caso del comedor fraterno San Gaspar Bertoni ubicado en La Florida, que semanalmente entrega 180 almuerzos a personas en situación de calle y familias de campamentos del sector.
Teresa Beltrán es una de las voluntarias de la iniciativa que lleva funcionando cuatro años, y explica la importancia de la campaña: “Por segundo año postulamos a este beneficio y estamos muy agradecidos de obtenerlo, porque para cocinar los almuerzos usamos mucho gas tanto para las comidas como para los postres y el pan amasado que repartimos. Nos cuesta muchísimo reunir los productos, todo está muy caro; pero tenemos consciencia que hay mucha gente que necesita de nuestro comedor, uno ve en sus rostros la alegría de recibir un plato calentito de comida; por eso seguimos adelante”.
Fuente: Sámara