- A partir de un procedimiento para la obtención de extracto de la Tomasa (piel, pulpa y semillas de la verdura), se detectaron actividades antiagregantes plaquetaria y antitrombótica, que podrían ser utilizados en el cuidado de infartos y accidentes cerebrales.
La causa principal de muerte en la región del Maule y el país podría ser combatida significativamente por la principal y más producida hortaliza, el tomate. Es que los residuos agroindustriales de esta verdura podrían contribuir a la prevención de las enfermedades cardiovasculares, que todos los años cobra la vida de miles de personas.
Investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Talca comenzaron tiempo atrás a abordar el tema en el Programa de Investigación de Factores de Riesgo Cardiovasculares, estudiando especialmente la relación entre trombosis y alimentos antitrombóticos.
Por eso en el año 2005 en Talca se realizó un estudio en mil individuos de Talca, separados por sexo y nivel socioeconómico, detectándose que, al igual que en el país, había un porcentaje importante del aumento de la glucosa en ayunas, alza de la presión, colesterol y sobre peso, factores de riesgo clásicos de enfermedades cardiovasculares.
Existen 3 ejes fundamentales para combatir este mal: actividad física (3 veces a la semana por media hora), no fumar y dieta saludable, equivalente a la dieta mediterránea, rica en frutas y hortalizas. Es conocido que diferentes compuestos bioactivos de las hortalizas tienen efecto antioxidante, pero se desconocía su actividad antitrombótica.
Por ello los investigadores realizaron un estudio en frutas y hortalizas del Maule para analizar sus capacidades de disminución de la función de las plaquetas, trozos pequeños del citoplasma del megacariocito, célula de la médula ósea. Estas son de pequeño tamaño (promedio 2 micras) y tienen una vida media de 8 a 10 días. Son las encargadas, en primera instancia, de detener el sangrado formando el “tapón plaquetario”, el que es seguido de la formación de un coágulo.
Sin embargo, las plaquetas tienen facilidad de adherirse en el interior de los vasos sanguíneos disfuncionales, contribuyendo a la generación en el largo plazo a la “Placa aterosclerótica” que al romperse se forma en el trombo responsable de un infarto.
Es así como buscando extractos de frutas y hortalizas que disminuyeran la función plaquetaria, se encontró que algunas (entre otras el tomate) inhibían hasta 30 por ciento dicha actividad. Resaltando el tomate dado que en la región del Maule se produce en un alto porcentaje y que además se procesa una gran cantidad, obteniendo el residuo “Tomasa”.
“Observamos que los compuestos que le otorgaban la capacidad antiplaquetaria al tomate, resistían distintas temperaturas y acidez. Con ayuda de investigadores del Instituto de Química encontramos moléculas que tenían en forma aislada este efecto. Luego en una máquina de sistema de flujo se detectó que las plaquetas no solo dejaban de funcionar de forma estática sino que también en movimiento (similar al vaso sanguíneo)”, explica el profesor Iván Palomo, investigador del Laboratorio de Hematología e Inmunología) de la Universidad de Talca.
Luego se experimentó en ratones, con un sistema que provoca en estos roedores trombosis en una arteria mesentérica. Al inyectar a los ratones extractos de la tomasa o compuestos bioactivos purificados, los ratones sufrían significativamente menos trombosis. Así se comprobó el efecto antitrombótico, especialmente antiplaquetario, in vitro (en estático y flujo) e in vivo (modelo murino de trombosis).
18 MIL TONELADAS ANUALES DE TOMASA
En la actualidad, el aprovechamiento de los residuos agroindustriales en Chile se realiza con un enfoque de reciclaje más que con el objeto de extraer compuestos de interés que puedan ser utilizados en la industria de alimentos.
De las 18 mil toneladas anuales de Tomasa que generan las industrias en la zona maulina de un total de 600 mil toneladas de tomate procesado, solo se entregan actualmente a los distintos productores de manera regalada, o a bajo precio para la alimentación animal.
A este residuo se puede aplicar un proceso de secado para el almacenamiento, y no se ven afectados sus componentes, de manera que se pueden incluir como aditivo a los alimentos de mayor consumo sin afectar su sabor, características o aroma, logrando cumplir con los 400 gr. diarios de frutas u hortalizas que reduce los problemas cardiovasculares.
“La Tomasa era un desecho, y el haber descubierto estas propiedades en un desecho tiene un potencial de impacto en el medioambiente gigante. Podrías transformar a la industria del tomate en una industria circular con desechos reutilizados”, explica Ricardo Díaz, Director del Centro de Estudios de Alimentos procesados (Ceap).
Durante el próximo año se realizarán estudios clínicos que serán conducidos en la Universidad de Talca bajo la supervisión del ISR. Ellos van a hacer el diseño y el análisis de los datos, para que a fin del 2016, haber comprobado que este efecto documentado a nivel laboratorio y a nivel in vitro se reitera en seres humanos.
“Si los resultados del estudio confirman sería tan importante que el estudio en la Tomasa podría ser hasta obligatorio que se introdujese en la harinas de todo el país”, concluye Ricardo Díaz.
NUEVO DESAFÍO
Desarrollar a escala industrial un extracto y/o ingrediente a partir de Tomasa de tomate validando su efecto cardioprotector en humanos, es el gran desafío del trabajo que comenzará a realizar el Ceap tras adjudicarse uno de los proyectos del Primer Concurso de Fortalecimiento de Centros Regionales, convocado por CONICYT, a través de su Programa Regional. Se trata de fondos que buscan el desarrollo territorial, mediante proyectos de I+D colaborativos entre Centro Regional, Pymes e instituciones del Reino Unido.
Este proyecto, cuya ejecución se extenderá por dos años, permitirá, primero, validar el efecto cardioprotector del extracto de Tomasa de tomate en humanos, luego desarrollar el pilotaje industrial de extracto de Tomasa y finalmente realizar una evaluación económica para la obtención y comercialización del ingrediente.
Todo esto se ejecutará mediante una alianza colaborativa articulada por el Ceap con el Institute of Food Research del Reino Unido, centro encargado de proponer el diseño y la ejecución de los estudios clínicos, trabajo que además se realizará en conjunto con la Universidad de Talca; el Food Innovation Center de Estados Unidos, quien aportará con los análisis que determinará la disposición del consumidor a pagar por los atributos identificados en el estudio, clínico valorando monetariamente la intención de adquisición de estos; además de 3 Pymes de la región que trabajarán en el escalamiento piloto para la obtención del ingrediente y una empresa de mayor tamaño encargada de aportar con la materia prima a utilizar, que en este caso corresponde al subproducto obtenido del proceso de elaboración de pasta de tomate.
Para el Director del CEAP, Ricardo Díaz, esta instancia representa una tremenda oportunidad para el desarrollo de Pymes del Maule.
“El desarrollo de este proyecto nos permitirá contar con capacidades de instituciones de prestigio internacional para desarrollar la última etapa de un ingrediente funcional estratégico para la región del Maule, pues se trata de la utilización de un desecho de alto volumen, pero además nos permitirá poner al alcance de tres pymes la posibilidad de que innoven y mejoren su competitividad en el mercado”, señaló.
Este concurso forma parte del acuerdo establecido con British Council, bajo el que se desarrollarían dos instrumentos para vincular a los centros de investigación financiados por el Programa Regional de CONICYT con instituciones del Reino Unido en torno a un proyecto de investigación.
Fuente: Comunicaciones Universidad de Talca.