Un eventual hallazgo de estas reservas acuíferas podría paliar la temida escases hídrica que afecta a la zona centro sur de Chile, sin embargo, los aspectos técnicos y ecológicos que implicaría el acceso a estas reservas revisten gran complejidad.
En los últimos años, el panorama hídrico no ha sido muy auspicioso para nuestro país y, si bien, el fenómeno de disminución de precipitaciones y el aumento de temperaturas se manifiesta en todo Chile, esta variación se agudiza desde la zona central hacia el sur, principalmente, en las zonas aledañas a la costa, según datos de la organización Escenario Hídrico 2030. Fenómeno que científicos de la U. Andrés Bello (UNAB), Sede Viña del Mar, se han propuesto paliar, mediante un estudio que busca identificar y caracterizar lechos de agua dulce bajo el subsuelo marino.
La propuesta de investigación titulada “Fresh Groundwater Reserves Beneath Chilean Shelf Area” (FRESCA), es liderada por el académico de Geología UNAB, Dr. Iván Vargas-Cordero, busca evaluar la existencia potencial de yacimientos acuíferos de agua dulce alojados en los sedimentos marinos de placa continental a lo largo de Chile Central, costa afuera de Valparaíso e Itata. El estudio que incluye análisis de tipo volumétrico, químico y ambiental, también considera la distribución de agua dulce en alta mar donde se analizarán anomalías térmicas a lo largo del agua de mar superficial, descarga de aguas subterráneas submarinas (manantiales y filtraciones) y estructuras geológicas.
“Estos yacimientos de agua dulce o acuíferos son similares a los que se encuentran debajo de la tierra y su salinidad es lo suficientemente baja para convertirla en agua potable. En las costas de Australia, China, Sudáfrica y América del Norte, por ejemplo, ya se han identificado acuíferos de agua dulce, cuyos volúmenes de agua podrían sostener a algunas regiones durante décadas. Lo que hace considerar estos yacimientos como una opción para ayudar a reducir el impacto de las sequías y la escasez continental de agua. En ese sentido y teniendo en cuenta el panorama hídrica de nuestro país, consideramos indispensable identificar este tipo de reservas de agua en las costas de Chile”, puntualizó Vargas-Cordero.
Agua dulce bajo el mar salado
Estas reservas de agua quedaron atrapadas bajo el lecho marino hace miles de años, durante el último máximo glacial hace aproximadamente 20.000 años, el nivel del mar estaba a más de 100 metros de profundidad al nivel actual. Estado geológico que permitió la infiltración de agua meteórica (lluvias principalmente) y deshielo glacial que se infiltraba en el suelo y llenaba el nivel freático en áreas que hoy están bajo el mar. Sin embargo, cuando los casquetes polares comenzaron a derretirse, el nivel del mar se elevó y las capas de arcilla o sedimentos protegieron a los reservorios de la contaminación salada.
“Creemos que esta investigación permitirá identificar áreas adecuadas para futuros estudios de detalle y contribuirá a aumentar la conciencia y protección sobre este recurso hídrico, indispensable para la vida humana. En ese sentido FRESCA desarrollará un enfoque multidisciplinario, en el que se combina la comprensión de los factores físicos y mecánicos que rigen la ocurrencia de agua dulce en alta mar. Para lo cual, utilizaremos los datos sísmicos recopilados y proporcionados por Lamont Doherty Earth Laboratory, EE.UU”, explicó Vargas-Cordero.
Acceso a las reservas y sustentabilidad del recurso
Acceder a estas reservas de agua no es fácil. Una manera de obtenerla es construir una plataforma en el mar y perforar en el lecho marino y la otra, perforar desde el continente o las islas cercanas a los acuíferos. Sin embargo, los expertos aclaran que ambas intervenciones incluyen una gran cantidad de preocupaciones ambientales, incluido el daño del ecosistema y la intrusión salina.
“Esta fuente de agua dulce debe evaluarse y considerarse en términos de costo, sostenibilidad e impacto ambiental frente a otras fuentes de agua, como la desalinización, comparándolos a otras medidas posibles como la desalinización y de llegar a ser explotadas, estas reservas, deberían usarse con moderación, porque una vez que se explotan, no se repondrán hasta que los niveles del mar bajen como ocurrió durante el último máximo glacial”, agregó el geólogo de la UNAB.
Fuente: Universidad Andrés Bello.