Por Daniela Paredes, Manager Health Economics & Reimbursement South LatAm Medtronic
Resolver las históricas listas de espera, acentuadas durante la crisis sanitaria, implica considerar variables más allá de los costos. Desde hace tres años se ha venido instalando en Chile y Latinoamérica la idea de tomar en cuenta el valor integral que aportan las tecnologías médicas: para el bienestar de los pacientes y luego para el bienestar financiero de los establecimientos de salud –sean públicos o privados. Bajo este paradigma, denominado “Adquisiciones Basadas en Valor” o “Value-Based Procurement”, se han trabajado diversos mecanismos que buscan la eficiencia de los sistemas de compra de tecnología en los sistemas de salud. Tomar medidas en este sentido implica que a las tecnologías de alto costo les podemos exigir más: que cumplan con resultados y que garanticen un nivel de logros.
En Chile, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares están entre las primeras causas de muerte a nivel nacional, tarea que conlleva una gran parte del presupuesto fiscal. Ese desafío, sumado al progresivo aumento de gasto estatal en materia sanitaria, debe llevarnos a reflexionar sobre si efectivamente estamos realizando un uso eficiente de los recursos.
Una salida innovadora probada en Latinoamérica son los “programas de protección de resultados”, cuyo precedente son los acuerdos de riesgo compartido. ¿La similitud? Las compañías de tecnología médica están dispuestas a compartir los riesgos en caso de que la premisa de valor no se pueda cumplir. ¿La diferencia? El proceso para aplicar el acuerdo es más eficiente. Se identifica una tecnología adhoc a las necesidades del país y de un establecimiento de salud, y luego se determinan las condiciones clínicas en que la protección aplica. El objetivo final es mejorar el acceso de los pacientes a las terapias -endoprótesis aórticas, válvula aórtica percutánea, por ejemplo, en el caso de las enfermedades cardíacas- y compensar el gasto actual alivianando el gasto futuro.
El sistema de salud necesita explorar formas de compra innovadoras, donde las terapias cumplan la propuesta de valor y estén dispuestas a compartir riesgos con seguros y prestadores.
Fuente: bcw global