Por: Natalia Jiménez, Directora Regional de Deel para Latinoamérica.
Sin duda alguna la industria tecnológica está creciendo a pasos agigantados, los nuevos desarrollos, las innovadoras soluciones que hoy vemos en el mercado y demás creaciones que otrora nos parecían imposibles, hoy lo son gracias al trabajo de millones de profesionales alrededor del mundo. Si bien este contexto ha dado pie a la consolidación de una fuerza laboral altamente capacitada y con un gran potencial de crecimiento, también ha aumentado las brechas digitales en lo que respecta al género.
Basta con ver algunas cifras para darse cuenta de lo profundo de esta problemática. Según Deloitte, desde 2016 hasta 2022, la presencia femenina en el sector tecnológico creció menos del 4%. Además, un reciente informe del Foro Económico Mundial reveló que, aunque las mujeres representan casi la mitad (49.3%) del empleo total en ocupaciones no relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), su participación se reduce al 29.2% en el conjunto de trabajadores de estas áreas.
Aunque es un asunto persistente, parece que tanto la industria como la sociedad en general han naturalizado este prejuicio, y la aceptación generalizada de este sesgo ha llevado a que las mujeres sean relegadas a un papel secundario. Lo que resulta aún más preocupante es el origen temprano de esta problemática. Un estudio de la plataforma educativa Henry revela que solo tres de cada diez personas que culminan carreras STEM en el país son mujeres. Si los obstáculos ya se hacen presentes en las etapas iniciales de la formación académica, ¿qué podemos esperar para el futuro de nuestras carreras profesionales?
El desafío principal reside en respaldar a las profesionales y ayudarles a comprender que, a pesar de que los prejuicios todavía existen en el sistema, hay organizaciones que están liderando el camino en la promoción de la igualdad de género. Las empresas no solo deben ser lugares propicios para el avance profesional de sus empleadas, sino que también deben enfocarse en crear un entorno que resulte atractivo para las nuevas generaciones de profesionales. Debemos cambiar la relación convencional entre las mujeres y la tecnología, inspirando y atrayendo a candidatas para que puedan construir carreras exitosas y sostenibles en el sector a largo plazo.
En este contexto, la contratación global se presenta como una excelente alternativa para reducir estas disparidades. Estamos inmersos en un mundo más interconectado y cercano, en el que las fronteras geográficas están desapareciendo. En este entorno, son los equipos diversos y multiculturalmente integrados los que tienen el verdadero potencial para alcanzar el éxito. Aquí, el talento busca ser valorado por sus logros y no por su género, menos aún por su lugar de residencia. La inclusión y la diversidad son los pilares sobre los que construiremos un futuro tecnológico más brillante y equitativo en Colombia.
Es importante recordar que las ideas más innovadoras surgen cuando mentes diversas colaboran juntas con la meta de construir un futuro mejor. No hay duda de que, en el futuro, las fuerzas laborales inclusivas serán una realidad. Las empresas que prosperen serán aquellas que no solo vean la equidad de género como una prioridad, sino como una inversión y una necesidad imperante para el éxito empresarial.
Fuente: Parla