El antropólogo, doctor en economía y académico de la Usach, Mario Radrigán, enfatizó que la brecha entre sectores socioeconómicos no solo repercute en indicadores, sino que tiene consecuencias “en el día a día de las personas de más bajos ingresos”.
El Ministerio de Desarrollo Social dio a conocer datos de la Encuesta Casen 2020 que reflejan el golpe que el coronavirus proporcionó al mercado laboral. Los ingresos por trabajo de las personas con deciles más altos subieron un promedio de 18%, mientras que los más bajos cayeron un 14%, marcando una diferencia de 30 veces entre el primer y décimo decil.
El antropólogo social, doctor en economía aplicada y académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la Universidad de Santiago, Mario Radrigán, reconoció que esto refleja una situación histórica, pero señaló que la situación de estallido social y pandemia en el país agudizó esta diferenciación de ingresos, lo que a su juicio podría traer serias consecuencias.
“La situación histórica de concentración de la riqueza, si bien había bajado levemente en los últimos años, antes de 2019, está lejos de ser una distribución equitativa de los ingresos, similares a los de un país efectivamente desarrollado”, sostuvo. “Las consecuencias son muy complejas de resolver en el corto y mediano plazo, y para las familias que lo viven”.
“Esta situación tiene muchas consecuencias en el día a día de las personas de más bajos ingresos”, insistió. “Entre ellas, el endeudamiento, trabajo de horas extraordinarias, la imposibilidad de que la gente jubile y tenga que seguir trabajando, malestar social relacionado con el tema del estallido social y un sin número de otras consecuencias que uno las ve cotidianamente”, señaló.
“Si pudiera haber una mejora, será marginal y, probablemente, fruto de la pandemia. La empresa privada sacará conclusiones y adoptará medidas a su favor para incrementar utilidades, a costa del factor trabajo”, concluyó.
Fuente: USACH