Una de las conclusiones es que la mayoría de las personas declara eliminar algún
elemento a través del alcantarillado, a un nivel similar al observado en 2023. Los
artículos más frecuentes son el papel higiénico, aceite de cocina y restos de comida.
Estas acciones en los sistemas de desagüe son más frecuentes entre las generaciones
más jóvenes, aunque en esta medición aumenta el porcentaje de baby boomers (61 años
o más) que declaran botar elementos de esta manera.
Santiago, noviembre 2024.- El año 2013, la Organización de Naciones Unidas (ONU) instauró el Día
Mundial del Retrete, que se celebra cada 19 de noviembre con el objetivo de acabar con las tabúes
al respecto e inspirar la acción para abordar la crisis mundial de saneamiento.
De acuerdo con cifras del organismo, 2.000 millones de personas en el mundo siguen careciendo
de servicios básicos de higiene, de las cuales 653 millones no disponen de ningún tipo de
instalación sanitaria. Además, hoy 3.500 millones de personas carecen de saneamiento seguro y
alrededor de 1.000 niños menores de cinco años mueren al día debido a enfermedades diarreicas
causadas por las malas condiciones sanitarias o agua no potable
En ese contexto, la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess) adelantó
cifras de la segunda versión del “Barómetro Ciudadano sobre la Crisis Hídrica” realizado con
Criteria (que será lanzado en las próximas semanas) y que mide tendencias y posturas respecto del
cuidado del agua, la crisis hídrica y a la industria del agua potable y saneamiento, entre las que se
incluyen datos sobre el uso del inodoro y el alcantarillado.
“En Chile la cobertura urbana de los servicios sanitarios es elevada, al mismo nivel que países
desarrollados: 99,9% en agua potable a nivel nacional, 97,5% en alcantarillado, y 99,9% en
tratamiento de aguas servidas, respecto de la población que cuenta con alcantarillado. Esto pone a
nuestro país en un lugar de privilegio a nivel mundial, lo que se logró gracias a un exitoso plan de
saneamiento iniciado en los años 90 a través de una fuerte inversión público-privada, en un
tiempo récord”, señala Patricio Herrada, gerente de Estudios de Andess.
Para Andess, este día es muy significativo pues permite revisar los importantes logros de la alianza
público-privada, que han permitido la materialización del derecho humano del agua y
saneamiento en Chile.
Los elementos más arrojados
De acuerdo con los resultados, se concluye que se mantiene la práctica habitual de desechar
elementos a través de los sistemas de alcantarillado. Y es que la mayoría declara eliminar algún
elemento a través del alcantarillado (77%), a un nivel similar al observado en 2023 (75%).
Los artículos más frecuentes son el papel higiénico (57%), aceite de cocina (37%) y restos de
comida (33%), productos químicos (13%) y medicamentos vencidos (12%), lo que provoca un daño
significativo tanto a la infraestructura como a la calidad de las aguas que llegan a las plantas de
tratamiento.
Patricio Herrada explica que el propósito de los sistemas de saneamiento es evacuar y tratar las
aguas residuales para su restitución sin afectar al medioambiente ni las aguas. Por ello, para su
correcto funcionamiento es necesario evadir la presencia de objetos extraños. Es por ello por lo
que sugiere evitar el vertimiento de desechos perjudiciales para la red y dañinos para la red de
alcantarillado. “En muchos casos se anuncian como biodegradables o que se pueden arrojar al
inodoro, pero esta acción puede provocar graves problemas en la red de saneamiento, ya que
producto de su consistencia se pueden acumular e impedir el paso del agua”, señala.
En particular, en la segunda versión del estudio, se arroja un aumento en el descarte de papel
higiénico y de productos químicos a través de sistemas de desagüe respecto de 2023, los cuales
causan problemas a la red.
Cristián Munita, gerente general de Criteria, señala que, de acuerdo con los resultados, “desechar
papel higiénico a través del inodoro es una costumbre entre los niveles socioeconómicos más
altos. Entre los ABC1 está más instalada esta práctica, hábito que puede haberse desarrollado al
ser asociado a una mayor percepción de limpieza e higiene”.
Ante ello, el gerente de estudios de Andess señala que, si bien el papel higiénico está diseñado
para disolverse, al desecharlo al retrete se abre una puerta para que los desagües se usen como
basurero, lo cual “es un problema para el domicilio y es más nocivo para el tratamiento de aguas”.
Fuente: Corpo.