El cambio climático dejó de ser una advertencia futura: ya está alterando nuestra vida diaria. Las estaciones del año, que antes marcaban ritmos claros, hoy se desdibujan. Marzo y abril con temperaturas de enero, inviernos que no enfrían tanto como antes, lluvias que no llegan o lo hacen fuera de temporada. Da la sensación que el calendario climático perdió el orden tradicional.
Lo cierto es que no se trata de algo casual. Es resultado de un proceso acumulado de emisiones contaminantes, deforestación y falta de adaptación. Y aunque algunos aún lo vean como un fenómeno lejano, lo cierto es que los efectos ya están aquí: incendios fuera de control, olas de calor que afectan la salud mental y física, cultivos que no logran desarrollarse, fauna que pierde sus ciclos.
Esta “desorganización” climática impacta al medio ambiente y afecta nuestra salud, economía y vida cotidiana. Aún hay personas que en otoño salen sin protección solar, sin botellas de agua, sin la ropa adecuada porque creen que el calor ya terminó. Ese error de percepción puede tener consecuencias graves: deshidratación, golpes de calor y afecciones respiratorias son algunos ejemplos.
Debemos entender que el cambio climático modifica la forma en que vivimos. Ya no basta con prever el clima según la estación. Es urgente prepararse, planificar ciudades con más áreas verdes, modificar nuestras rutinas y tomar decisiones informadas. No estamos frente a un desajuste temporal, sino ante una nueva realidad.
Las estaciones ya no se suceden como antes. No es confusión: es una señal. Y no actuar ahora tendrá costos cada vez más altos.
Rayana Santos Araujo Palharini
Académica del Departamento de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM)
Doctora en Meteorología e investigadora en CIGIDEN
Fuente: Impronta